Alireza M. es un hombre con suerte. Primero, sobrevivió a su ejecución en la hora. Ahora, sobrevivió a la revisión judicial que determinaba si debía ser colgado de nuevo.
Mostafa Pour-Mohammadi, ministro de Justicia de Irán, le dijo a la agencia oficial de noticias IRNA que el hombre no va a ser ejecutado de nuevo.
Además, el jefe del poder judicial en Irán, el ayatolá Amoli Larijani, respaldó la decisión.
“Mi opinión personal es que la sentencia de muerte de un hombre que volvió a la vida después de haber sido ejecutado debería ser reducida a cadena perpetua”, dijo el martes, según reportó la semioficial agencia ISNA.
Larijani agregó el miércoles que “desde un punto de vista emocional, una de las formas de enfrentar el caso del hombre que vio de cerca la muerte y que ha pasado dificultades es mostrarle piedad. Esa persona, que está en una circunstancia especial, podría recibir piedad del sistema islámico y yo, por razones de sentimientos, definitivamente tendré piedad”.
La única persona que podría cambiar la medida sería el juez del caso, aunque no se espera que lo haga.
Condenado por un tribunal iraní por posesión de un kilogramo de metanfetaminas, el hombre de 37 años fue condenado a muerte en la hora en la cárcel Bojnurd en el noreste de Irán, según Jam-E-Jam, un periódico oficial que reportó lo siguiente:
En la mañana del 9 de octubre, el hombre fue llevado desde su celda al lugar donde sería ejecutado. El juez que emitió la orden leyó su sentencia y otros funcionarios firmaron documentos.
Se le puso una cuerda en el cuello y fue colgado por 12 minutos. Su cuerpo fue bajado y un doctor lo declaró muerto. El doctor, el juez y el jefe de la prisión firmaron el certificado de muerte y el cuerpo de Alireza M. fue llevado a la morgue para ser entregado al siguiente día a sus familiares.
Pero el día siguiente, un trabajo de la morgue notó que la bolsa de plástico de uno de los cuerpos tenía humedad a la altura de la boca.
El trabajador informó a los doctores de la morgue, que llevaron a Alireza M. al hospital Imam Ali en el pueblo de Bojnurd, donde se reportó que se sentía mejor.
La familia del condenado dijo al diario que se preparaban para recibir el cuerpo cuando escucharon que estaba vivo, para felicidad de sus hijas, quienes estaban esperando un indulto.
Pero el juez que emitió la sentencia, Mohammad Erfan, no se inmutó. “La sentencia es aprobada y la sentencia es muerte, por lo que seguiremos con orden de ejecución otra vez”, afirmó.
Un experto legal citó en el artículo una ley que impone la muerte a cualquiera que tenga más de 30 gramos de cualquier sustancia ilegal, la cual fue aprobada hace tres años.
En un comunicado, Amnistía Internacional pidió el indulto la semana pasada.
“Realizar la segunda ejecución de un hombre que de alguna forma sobrevivió 12 minutos en la horca, cuya muerte fue certificada y cuyo cuerpo iba a ser entregad a su familia, es simplemente horrible. Demuestra una simple la falta de humanidad en la que lamentablemente se basa el sistema judicial de Irán”, dijo Philip Luther, director del programa de Oriente Medio y Norte del África de Amnistía Internacional.
Las autoridades judiciales de Irán dijeron la semana pasada que aparentemente no había nada en la ley que impidiera la segunda ejecución de Alireza M.
Primero, pareció haber respaldo para eso. Según la agencia de noticias Mehr, el ayatolá Saafi Golpayegani, un académico religioso, escribió: “Si después de la ejecución y antes del entierro el hombre ejecutado muestra señales de vida y recupera su salud, se asume que el veredicto de la ejecución sigue sin cambiar”.
Pero unos días después, dijo en un comunicado que echaba para atrás su opinión general que si una persona ejecutada vuelve a la vida sin ayuda médica, no debería ser ejecutado de nuevo.
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