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Opinión

Á tambor batiente en 2013 inicia el Movimiento de Regenaración Nacional por Victor Quintana

El MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) inicia el 2013 a toda marcha. Por un lado, desde los primeros días del año se involucra de lleno en el cumplimiento de los requisitos para lograr el registro como partido político. Por otro lado, atiende la problemática social y de inmediato apoyará a todas y todos los trabajadores que busquen ampararse contra la nueva Ley Federal del Trabajo. Así lo manifiesta el coordinador estatal del MORENA, Víctor Quintana

El registro del MORENA como partido político implica toda una serie de tareas que llenarán por completo el año 2013. El lunes 7 en la Ciudad de México se entregará oficialmente al IFE la solicitud respectiva en un acto público. El martes 8 en la misma capital se inicia la Campaña Nacional de Afiliación en otro acto público donde el presidente del Consejo Nacional del MORENA, Andrés Manuel López Obrador y otras personalidades se afiliarán al movimiento. Actos como éste se repetirán en las próximas semanas en todos los estados de la República.

Además de la campaña de afiliación, se abren las convocatorias para la celebración de las asambleas donde se constituirán los consejos municipales del MORENA con fecha límite del 31 de agosto del presente año. En el mismo lapso se comenzarán a integrar los comités de base, seccionales, de centro de trabajo, centro educativo, etc. que vendrán a ser la estructura básica del movimiento.

Finalmente, de septiembre a noviembre del presente año se celebrarán 32 asambleas estatales en las entidades federativas y en el Distrito Federal para cubrir ampliamente el requisito que estipula la legislación electoral en el sentido de que han de celebrarse dichas asambleas cuando menos en 20 estados de la República con una asistencia mínima de tres mil personas afiliadas en cada una de ellas.

Con esto se cubrirán de sobra los requisitos exigidos por la legislación para el registro de un nuevo partido político y no habrá excusa para que se le niegue dicho registro al MORENA.

Paralelo a todo esto, el MORENA estará apoyando las diversas luchas y movilizaciones populares y recogiendo la problemática que más afecta a la población. En este sentido, ya están abiertas las oficinas del MORENA en las cabeceras distritales para asesorar a todos aquellos trabajadores que quieran ampararse contra la Nueva Ley Federal del Trabajo, pues la fecha límite para interponer los amparos es el próximo 13 de enero.

Sólo así, cubriendo los requisitos formales y manteniéndose unido a los problemas del pueblo, el MORENA será una esperanza para México, como reza su lema, concluye Víctor Quintana

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Opinión

KAFKIANO. Por Raúl Saucedo

ECOS DOMINICALES

En el laberinto de la política contemporánea, a menudo podríamos considerar  que nos encontramos deambulando por pasillos de las obras de Franz Kafka. Esa sensación de absurdo, opresión y burocracia incomprensible que caracterizan lo «Kafkiano» no es exclusiva de la ficción; es una realidad palpable en el día a día de millones de ciudadanos alrededor del mundo.

A nivel global, la política parece haberse transformado en un sistema gigantesco, deshumanizado y a menudo ilógico. Las decisiones se toman en esferas lejanas, por personajes que parecen habitar otro universo, mientras que las consecuencias recaen directamente sobre los ciudadanos de a pie. ¿Cuántas veces hemos visto acuerdos internacionales o normativas supranacionales que, a pesar de sus buenas intenciones, terminan generando más confusión y restricciones que soluciones? Es la burocracia global, un monstruo de muchas cabezas que opera bajo sus propias reglas, ajeno a las realidades individuales. Los ciudadanos se sienten como los personajes de Kafka, constantemente a la espera de un veredicto o una explicación que nunca llega, o que llega demasiado tarde y de forma incomprensible.

En América Latina, la esencia Kafkiana de la política se magnifica. La historia de la región está plagada de sistemas que parecen laberintos, donde los procesos se estancan por años, las acusaciones no tienen fundamento claro y la justicia parece un privilegio, no un derecho. La corrupción es otro elemento profundamente Kafkiano: actos inexplicables de desvío de recursos o favores políticos que operan en las sombras, imposibles de rastrear o de exigir responsabilidades. Los ciudadanos se enfrentan a un estado omnipresente pero ineficiente, que promete soluciones pero solo entrega más papeleo y trámites sin fin. Las promesas electorales se desvanecen en el aire como niebla, dejando un rastro de desilusión y cinismo. La sensación de desamparo es palpable, pues la maquinaria política y administrativa, en lugar de servir, parece diseñada para agobiar y confundir.

Existen países que para interactuar con dependencias gubernamentales puede ser una auténtica Odisea Kafkiana. Solicitar un permiso, registrar una propiedad o incluso tramitar una simple credencial puede convertirse en una misión imposible, llena de requisitos ambiguos, ventanillas equivocadas y funcionarios que ofrecen respuestas contradictorias. La burocracia, en muchos casos, no solo es lenta, sino que parece tener una lógica interna ajena a la razón, diseñada para agotar la paciencia del ciudadano. A esto se suma la impunidad, un fenómeno profundamente Kafkiano, donde crímenes y actos de corrupción permanecen sin castigo, generando una sensación de injusticia y resignación. Las narrativas oficiales a menudo carecen de la transparencia necesaria, dejando a la población en un estado de perpetua incertidumbre y desconfianza, buscando desesperadamente una explicación que nunca llega, o que es inaceptable.

En este panorama, la política se percibe como un ente ajeno, una fuerza opresiva que opera bajo un código indescifrable. Para muchos, participar activamente se siente como un esfuerzo en vano contra un sistema que parece inmune al cambio. La resignación es un peligro real, y la apatía se convierte en una respuesta lógica a la frustración persistente.

Sin embargo, como en las obras de Kafka, donde los protagonistas, a pesar de su desorientación, siguen buscando una salida o una explicación, nuestra sociedad no debe rendirse. Entender la naturaleza Kafkiana de nuestra política es el primer paso para exigir transparencia, simplificación y, sobre todo, una humanización de los sistemas que nos rigen. Solo así podremos, quizás, encontrar la puerta de salida de este interminable laberinto.

Esta reflexión viene de mensajes en grupos, cafés en mesas y observaciones del pasado domingo, donde lo kafkiano quizá no es la situación, si no nosotros mismos.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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