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Salud y Bienestar

Abuso en consumo de cafeína durante invierno afecta la salud

El abuso en el consumo de café puede provocar temblor, nerviosismo, insomnio, palpitaciones y menor capacidad de rendimiento a quien lo consume, señaló la especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Araceli Magdalena García.

La directora de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) Numero 33 del IMSS resaltó que ante estos efectos se debe evitar abusar el consumo de café durante esta temporada invernal.

Refirió que la cafeína, principal contenido del café, constituye un estimulante del sistema nervioso central que aumenta los medidores químicos, “sustancias que liberan adrenalina, alterando el nivel de la tensión arterial”.

por ello, exhortó a la población a prevenir complicaciones en la salud, evitando beber café en exceso, ya que en temporada de frío, el consumo de ésta bebida aumenta en gran proporción.

“Con la intención de mitigar el frío, muchas personas acostumbran beber café, producto que no es muy recomendable su abuso, sobre todo si el que lo consume padece alguna enfermedad crónico-degenerativa”, dijo.

Explicó que el café puede provocar temblor, nerviosismo, insomnio, palpitaciones y menor capacidad de rendimiento, especialmente en personas que no están habituadas a su consumo.

La doctora del IMSS ejemplificó que los pacientes con hipertensión arterial pueden evitar riesgos si disminuyen el consumo de esta bebida estimulante y toman sus medicamentos con puntualidad.

“Los hipertensos, gracias a sus medicamentos, mantienen niveles adecuados de tensión arterial, por lo que se recomienda que no consuman café o se disciplinen a una taza al día para que evitar daños a su salud”, explicó.

Apuntó que el café y otras bebidas que contienen cafeína están prohibidas en los casos de padecimientos digestivos como gastritis o úlcera péptica, ya que esta sustancia aumenta la secreción de ácido clorhídrico y de pepsina.

Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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