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Adiós a la cruda; autobús en Las Vegas alivia la resaca

LAS VEGAS, 23 de abril.- La idea es socorrer a los turistas que padecen resaca en la zona hotelera de Las Vegas.

Un autobús llamado Hangover Heaven (Paraíso de la Resaca) circula por el Bulevar de Las Vegas y, en su interior, las víctimas del exceso de alcohol son atendidas por el doctor y anestesiólogo certificado Jason Burke, quien suministra una solución salina por vía intravenosa en el brazo izquierdo de Bryan Dalia.

«He asistido a dos despedidas de soltero consecutivas», indicó Dalia, que se sujeta con una mano la dolorida frente mientras recuerda haber ingerido cerveza y otras bebidas alcohólicas la tarde y la noche anterior, además de jugar en los casinos, cenar y consumir varios martinis. Ahora tienen que reponerse para poder asistir a una boda en Las Vegas.

«¿Cómo se siente?», le pregunta la enfermera Debra Lund.

«Mejor» responde Dalia. «No me sudan ya las palmas de las manos y no siento escalofríos».

Dalia fue uno de los primeros pacientes atendidos en el dispensario rodante pensado para turistas que beben demasiado.

«Empiezo a sentirme muy bien», dijo Dalia.

Burke considera su negocio una práctica médica rodante, algo parecido al médico que ofrece rayos X, resonancias magnéticas o mamografías en una casa rodante.

«No creo que el Paraíso de la Reseca promueva la ebriedad. No elimino las resacas», solamente las trato, agregó.

Burke dijo que su objetivo es acudir antes de una hora al hotel de la persona necesitada de sus servicios.

Una vez en el autobús, el tratamiento demora menos de una hora y el básico cuesta 90 dólares. Por una suma adicional Burke acude a la habitación hotelera del paciente.

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Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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