Conecta con nosotros

Resto del mundo

Advierte Rusia a EU que aplicará Ley del Talión en crisis nuclear

Rusia se mostró hoy dispuesta a aplicar una vez más el principio del «ojo por ojo y diente por diente» en su política exterior y de defensa, y anunció que suspende su participación en el tratado de desarme nuclear INF en respuesta a la medida similar adoptada por Estados Unidos.

Daremos una respuesta simétrica (a Estados Unidos). Nuestros socios norteamericanos anunciaron que suspenden su participación en el tratado; pues también lo hacemos nosotros», declaró el presidente ruso, Vladimir Putin, en una reunión con los ministros de Exteriores, Sergei Lavrov, y de Defensa, Sergri Shoigu.

El líder ruso respondía así a la declaración de su par estadunidense, Donald Trump, quien informó ayer de que Washington comenzaría el 2 de febrero «el proceso de retirada del tratado INF, que se completará en seis meses a no ser que Rusia vuelva a cumplir» con lo pactado en el acuerdo de 1987 «mediante la destrucción de todos los misiles, lanzaderas y equipos asociados que violan» sus términos.

El presidente ruso dijo hoy al respecto que su país no pretende desplegar misiles «ni en Europa, ni en otras regiones del mundo» si no lo hace antes Estados Unidos.

Además, aseguró que Moscú no se dejará arrastrar a una nueva carrera de armamentos, aunque autorizó al Ministerio de Defensa a empezar las labores para el desarrollo de un nuevo misil hipersónico de alcance medio, una tarea que, según expertos, podría prolongarse por unos dos años.

Putin rechazó en su momento el ultimátum presentado por Estados Unidos que daba 60 días de plazo a Moscú para cumplir de manera «verificable» el tratado INF, el primer acuerdo de desarme nuclear de la Guerra Fría, considerado hasta ahora como uno de los pilares de la seguridad estratégica mundial.

Moscú considera «inadmisible» la exigencia de que destruya el misil de crucero ruso Novator 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la Alianza Atlántica), que, según la OTAN, viola el INF al superar los 500 kilómetros de alcance.

Mientras, el Ministerio de Defensa ruso, que mostró recientemente el misil a la prensa, argumenta que tiene un alcance de sólo 480 kilómetros, por lo que se enmarca dentro del tratado.

Deportes

Wimbledon sin jueces de línea: el fin de una era que muchos ya extrañan

Por primera vez en sus 148 años de historia, Wimbledon ha eliminado por completo a los jueces de línea humanos, reemplazándolos con un sistema electrónico automatizado. Esta decisión marca un punto de inflexión en uno de los torneos de tenis más tradicionales del mundo, generando una mezcla de aceptación tecnológica y nostalgia por la humanidad que esta figura representaba en la cancha.

Pauline Eyre, quien fue jueza de línea en 16 ediciones del torneo, recuerda con orgullo su primera vez pisando el césped sagrado del All England Club a los 21 años. “Era un sentimiento extraordinario”, comenta. Lejos de haber soñado con ganar un trofeo como jugadora —ella misma se describe como una mala competidora juvenil—, su máximo orgullo fue formar parte del equipo de oficiales, un grupo que consideraba “visiblemente diferente y especial”.

Esa esencia humana es justo lo que, para Eyre y otros puristas, se pierde con esta transformación. Aunque el sistema electrónico —el mismo adoptado por el Abierto de Australia y el US Open— promete precisión absoluta, Eyre sostiene que el cambio elimina una parte esencial del deporte: la imperfección humana. “El tenis es sobre personas. Si le quitas la humanidad, estás quitando una parte fundamental del juego”, afirma.

La medida, anunciada por el All England Lawn Tennis Club en octubre pasado, responde a la intención de garantizar la máxima precisión en el arbitraje y ofrecer condiciones homogéneas para los jugadores, en línea con la mayoría de los torneos del circuito ATP y WTA. Sally Bolton, directora ejecutiva del club, explicó que la transición busca estandarizar el entorno competitivo. Sin embargo, incluso antiguos funcionarios como Andrew Jarrett, ex árbitro principal de Wimbledon entre 2006 y 2019, admiten que el cambio, aunque lógico desde el punto de vista tecnológico, tiene un “costo humano”.

Jarrett subraya que durante su gestión nunca se contempló seriamente eliminar a los jueces de línea, aunque reconocía que la introducción del sistema Hawk-Eye en 2007 marcaba el inicio de una posible transición. Para Eyre, ese momento fue revelador: “Hawk-Eye nos demostró que casi siempre teníamos razón”, dice, con cierta melancolía.

La eliminación de estos oficiales también impacta el futuro del arbitraje en el tenis. “¿Por qué un joven de 15 años querría ahora pasar sus fines de semana arbitrando partidos infantiles si ya no puede soñar con llegar a Wimbledon?”, cuestiona Eyre.

Entre los jugadores, la reacción es dividida. Aryna Sabalenka, número uno del mundo, considera que el sistema electrónico elimina controversias y aporta claridad, aunque reconoce estar «50/50». Por otro lado, Barbora Krej?íková y Frances Tiafoe expresaron su preferencia por el estilo tradicional, destacando el «fanfarroneo» y la interacción humana que ofrecían los desafíos a jueces de línea.

El sistema automático no está exento de fallas. Durante un partido de segunda ronda, el sistema emitió un llamado de «fuera» entre puntos, generando confusión y risas entre el público. Otros jugadores también señalaron que las señales automatizadas son a veces demasiado tenues para escucharse, especialmente en canchas con mayor ruido ambiental.

De los aproximadamente 300 jueces de línea que solían participar en Wimbledon, solo 80 permanecen este año como asistentes de cancha en caso de fallos técnicos del sistema.

Lo que antes era una aspiración para muchos —ser parte del torneo más prestigioso del mundo, aunque fuera desde los márgenes del terreno de juego— ahora queda relegado a la historia. Eyre, ahora comediante de stand-up, recuerda cuando fue abucheada por sancionar al favorito local Greg Rusedski o cuando John McEnroe la fulminó con la mirada por marcarle un error.

Con humor y algo de resignación, reconoce que los jueces de línea eran vistos como “jugadores fracasados y personas demasiado autoritarias”. Pero, en el fondo, lo hacían por amor al tenis. “Solo queríamos ser parte de algo que amamos”, concluye.

Y quizás, como muchas cosas en la vida, no sabíamos cuánto los íbamos a extrañar… hasta que desaparecieron.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto