Por si medidas de seguridad contra el terrorismo y precauciones sanitarias contra la covid-19 no hicieran bastante incómodos los viajes en avión, a los responsables del aeropuerto de Doha solo se les ocurrió hacer un examen ginecológico a las pasajeras tras descubrir a una bebé abandonada en un baño de la terminal de salidas. El grave incidente, ocurrido el 2 de octubre, ha desatado una crisis diplomática entre Qatar y Australia, cuyas autoridades se han quejado del trato a las mujeres, y en particular a sus ciudadanas. El Gobierno de Doha ha anunciado este viernes que ha remitido el caso a la Fiscalía.
Los pasajeros del vuelo Qatar Airways QR 908 a Sídney ya estaban a bordo cuando las mujeres adultas (13 australianas y 5 de otras nacionalidades) fueron obligadas a desembarcar sin más explicaciones. En la pista les esperaba una ambulancia donde fueron sometidas a una exploración vaginal. Solo entonces pudieron regresar al avión, que salió con tres horas de retraso. Algunas lo hicieron llorando, según relató uno de los presentes a la cadena de televisión australiana Seven News. A su llegada a destino, varias de ellas no dudaron en denunciar lo sucedido que calificaron de “humillante”.
El asunto ha causado un gran revuelo mediático en Australia. Su ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne, confirmó el pasado lunes que las afectadas habían contactado con el Gobierno cuando se produjo el incidente. Camberra ha pedido explicaciones a las autoridades cataríes. “Es muy preocupante y ofensivo. Nunca había oído que ocurriera algo así en mi vida, en ningún contexto”, declaró Payne. No está claro cuántas mujeres pasaron por ese trago, ya que, según la ministra, se examinó a las pasajeras de 10 aviones en total.
El Aeropuerto Internacional Hamad de Doha, que es parte del grupo Qatar Airways, respondió con un comunicado en el que explicaba que el 2 de octubre su personal encontró una recién nacida abandonada en una bolsa de plástico dentro de un contenedor de basura. “Los médicos expresaron su preocupación sobre la salud y el bienestar de la madre que acababa de dar a luz y requirieron que se la localizara antes de que se fuera”, decía el texto. Según el mismo, se pidió la ayuda de quienes habían tenido acceso a la zona donde se halló a la bebé.
Sin embargo, según los medios australianos, a ninguna de las pasajeras se les explicó el motivo antes de que se les realizara el examen ginecológico. Además, tal como ha subrayado el Gobierno australiano, existen serias dudas sobre el consentimiento para esa revisión, ya que se produjo en circunstancias en que las mujeres no podían dar su permiso de forma libre e informada.
Ante el creciente enfado de Camberra, el Gobierno de Qatar ha enviado a la Fiscalía a los funcionarios del aeropuerto responsables de la decisión, aunque no los ha identificado públicamente. Dos días antes emitió un comunicado en el que lamentaba “la eventual angustia o vulneración de las libertades personales» que hubiera «podido causar a cualquier viajero” y anunciaba una investigación. Está por ver que sea suficiente para acallar las críticas que ha desatado la forma de actuar del aeropuerto. “Solo de pensar que mi esposa pueda verse en una situación así, está haciendo que me replantee mi estancia aquí”, confía un europeo que lleva varios años viviendo allí con su familia.
Fuente: El País