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Resto del mundo

Afgana se aferra a Tokio

El presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Andrew Parsons, afirmó ayer que la organización no cuenta con medios para traer de forma segura a los paratletas afganos a Tokio, donde comenzarán los Juegos la próxima semana.

“Estamos analizando la situación y por el momento no contamos con una manera segura de traer a los atletas afganos a Tokio preservando su seguridad”, afirmó Parsons a los medios desde Tokio, donde se encuentra para la inauguración del evento el día 24 de este mes.

Los Juegos Paralímpicos iban a contar con la presencia de dos deportistas de Afganistán, el atleta Hossain Rasouli y la taekwondoína Zakia Khudadadi, la primera mujer representante de su país en unos Paralímpicos, un viaje ahora difícil tras la toma de poder de los talibanes y el caos por salir del país que sufre Kabul.

Las declaraciones de Parsons están en línea con lo dicho el unes por el director ejecutivo de Tokio 2020, Toshiro Muto, quien entonces señaló que la delegación paralímpica afgana “no está en posición de participar” en los Juegos porque la tensa situación en su país hace que su desplazamiento a Japón sea “inviable”.

“Esto pasará a la historia, cómo el mundo simplemente veía las noticias, pero no ayudó a los atletas paralímpicos de Afganistán”, afirmó solicitando apoyo el jefe de la misión de ese país en los Paralímpicos, Arian Sadiqi, en declaraciones recogidas por la agencia local de noticias Kyodo.

Sadiqi también enfatizó el deseo de los atletas de competir en Tokio y la necesidad de encontrar una manera de sacarlos del país, y se mostró “muy decepcionado” por la actuación de la comunidad internacional para apoyarlos.

Por su parte, la paratleta afgana Khudadadi lanzó esta semana en redes un vídeo donde afirma que se encuentra “encerrada” en casa de unos familiares en Kabul, la capital del país.

“Mi intención es participar en los Paralímpicos, por favor, tomen mi mano y ayúdenme (…). No permitan que los derechos de una ciudadana afgana en el movimiento paralímpico sean arrebatados tan fácilmente”, ruega la atleta durante el metraje.

España ha recibido una petición de evacuación de esta deportista afgana, según informaron el miércoles fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores, para ser incluida en la lista de evacuación y poder salir del país.

Kabul, la capital afgana, ha caído ante los talibanes tras su rápido avance por todo el país y la huida del presidente Ashraf Ghani, declarando la victoria tras 20 años de guerra contra el gobierno instaurado por Estados Unidos y sus aliados.

El grupo integrista musulmán ha señalado su intención de formar un nuevo gobierno y establecer relaciones internacionales renovadas.

El aeropuerto de Kabul está cerrado a vuelos comerciales y se encuentra en una situación caótica. Hasta allí se han desplazado miles de personas que tratan de huir del país.

Deportes

Wimbledon sin jueces de línea: el fin de una era que muchos ya extrañan

Por primera vez en sus 148 años de historia, Wimbledon ha eliminado por completo a los jueces de línea humanos, reemplazándolos con un sistema electrónico automatizado. Esta decisión marca un punto de inflexión en uno de los torneos de tenis más tradicionales del mundo, generando una mezcla de aceptación tecnológica y nostalgia por la humanidad que esta figura representaba en la cancha.

Pauline Eyre, quien fue jueza de línea en 16 ediciones del torneo, recuerda con orgullo su primera vez pisando el césped sagrado del All England Club a los 21 años. “Era un sentimiento extraordinario”, comenta. Lejos de haber soñado con ganar un trofeo como jugadora —ella misma se describe como una mala competidora juvenil—, su máximo orgullo fue formar parte del equipo de oficiales, un grupo que consideraba “visiblemente diferente y especial”.

Esa esencia humana es justo lo que, para Eyre y otros puristas, se pierde con esta transformación. Aunque el sistema electrónico —el mismo adoptado por el Abierto de Australia y el US Open— promete precisión absoluta, Eyre sostiene que el cambio elimina una parte esencial del deporte: la imperfección humana. “El tenis es sobre personas. Si le quitas la humanidad, estás quitando una parte fundamental del juego”, afirma.

La medida, anunciada por el All England Lawn Tennis Club en octubre pasado, responde a la intención de garantizar la máxima precisión en el arbitraje y ofrecer condiciones homogéneas para los jugadores, en línea con la mayoría de los torneos del circuito ATP y WTA. Sally Bolton, directora ejecutiva del club, explicó que la transición busca estandarizar el entorno competitivo. Sin embargo, incluso antiguos funcionarios como Andrew Jarrett, ex árbitro principal de Wimbledon entre 2006 y 2019, admiten que el cambio, aunque lógico desde el punto de vista tecnológico, tiene un “costo humano”.

Jarrett subraya que durante su gestión nunca se contempló seriamente eliminar a los jueces de línea, aunque reconocía que la introducción del sistema Hawk-Eye en 2007 marcaba el inicio de una posible transición. Para Eyre, ese momento fue revelador: “Hawk-Eye nos demostró que casi siempre teníamos razón”, dice, con cierta melancolía.

La eliminación de estos oficiales también impacta el futuro del arbitraje en el tenis. “¿Por qué un joven de 15 años querría ahora pasar sus fines de semana arbitrando partidos infantiles si ya no puede soñar con llegar a Wimbledon?”, cuestiona Eyre.

Entre los jugadores, la reacción es dividida. Aryna Sabalenka, número uno del mundo, considera que el sistema electrónico elimina controversias y aporta claridad, aunque reconoce estar «50/50». Por otro lado, Barbora Krej?íková y Frances Tiafoe expresaron su preferencia por el estilo tradicional, destacando el «fanfarroneo» y la interacción humana que ofrecían los desafíos a jueces de línea.

El sistema automático no está exento de fallas. Durante un partido de segunda ronda, el sistema emitió un llamado de «fuera» entre puntos, generando confusión y risas entre el público. Otros jugadores también señalaron que las señales automatizadas son a veces demasiado tenues para escucharse, especialmente en canchas con mayor ruido ambiental.

De los aproximadamente 300 jueces de línea que solían participar en Wimbledon, solo 80 permanecen este año como asistentes de cancha en caso de fallos técnicos del sistema.

Lo que antes era una aspiración para muchos —ser parte del torneo más prestigioso del mundo, aunque fuera desde los márgenes del terreno de juego— ahora queda relegado a la historia. Eyre, ahora comediante de stand-up, recuerda cuando fue abucheada por sancionar al favorito local Greg Rusedski o cuando John McEnroe la fulminó con la mirada por marcarle un error.

Con humor y algo de resignación, reconoce que los jueces de línea eran vistos como “jugadores fracasados y personas demasiado autoritarias”. Pero, en el fondo, lo hacían por amor al tenis. “Solo queríamos ser parte de algo que amamos”, concluye.

Y quizás, como muchas cosas en la vida, no sabíamos cuánto los íbamos a extrañar… hasta que desaparecieron.

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