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Aficionado se enoja al enterarse que no puede entrar al partido en CU

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Geovanni Romero se enfundó con su camiseta y cubrebocas de los Pumas para asistir al partido de la tarde de este sábado en el estadio Olímpico Universitario, con la confianza de ingresar al recinto o, por lo menos, observar el duelo desde las inmediaciones del mismo.

El aficionado auriazul quedó anonadado al ver que la porra oficial, La Rebel, no había asistido al Pedregal para estar cerca de los felinos. Tampoco encontró alguna colina para ver parte de la cancha. Lo único que podía observar era la pantalla con el marcador.

«Esperaba pantallas o la porra para ver el partido. Se me hace mala onda que digan que pueden ingresar al estadio 300 personas y no dejen entrar a la afición, unos pocos para apoyar a nuestro equipo. Se me hace mala onda que estemos así», dijo Geovanni, bajo las astas del Olímpico Universitario, mientras su equipo jugaba frente al Cruz Azul.

Para este seguidor apasionado de los Pumas, urge el regreso del público a los recintos del futbol mexicano.

«Es necesario. El futbol distrae un poco. Con unos cuantos que estemos adentro, el estadio es grande y con la sana distancia, como dicen, no pasa nada. Vengo hoy y… pues no, así no gusta».

Geovanni ya está cansado de quedarse en su casa, ni siquiera para ver a sus Pumas.  Él está acostumbrado a venir cada 15 días al Pedregal y ver los partidos, estén mal o bien. «Ya quiero ver futbol».

Enojado, Romero se regresó a su casa, para llegar a la segunda parte del compromiso.

El Universal

Deportes

Joshua impone jerarquía y detiene a Jake Paul en una pelea que dividió al boxeo

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Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.

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