Susana Calderón, mexicana sobreviviente del ataque en Egipto, relata el terror que sufrió. Desde una cama de hospital recuerda que fue un día en el infierno: “Fuimos bombardeados 5 veces desde el aire durante 3 horas”.
“Dios quiso que conociera lo que es el miedo de verdad, la soledad ¿por qué?, ¿qué había allí? Nada, no había nada. Le llaman el desierto de los mares”. Quien habla es la mexicana Susana Calderón. Desde la cama del hospital cairota de Dar Al Fouad, con una lucidez sorprendente pese a la tragedia, recuerda los detalles del que iba a ser un día en un oasis y acabó siendo un día en el infierno. “Fuimos bombardeados como cinco veces, siempre desde el aire. Todo duró unas tres horas”. Susana es una superviviente.
Residente en Guadalajara, Jalisco, esta mujer de ojos vivos y discurso articulado formaba parte del grupo de 14 turistas mexicanos bombardeados “por error” —como han dicho las autoridades del país— por las fuerzas de seguridad egipcias en el desierto occidental. Su marido, Luis Barajas Fernández, es uno de los ocho muertos.
Ayer, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México, Claudia Ruiz Massieu, llegó a El Cairo para buscar respuestas ante un incidente que parece inexplicable. Con ella viajaron familiares de las víctimas, pero los de Susana volaron en otro avión y será hoy cuando se encuentre con ellos.
“Estoy desesperada y quiero irme ya de aquí. Me dicen que únicamente han pasado dos días, pero me parece una eternidad”, cuenta a esta periodista a la que su familia contactó desde México el día de la tragedia en busca de información.
Susana tiene buenas palabras hacia el hospital y hacia las autoridades mexicanas, pero la habitación se le hace grande y echa de menos estar en compañía. “Quédate un poco más”, pide antes de continuar con su relato.
Fija la mirada como recordando aquel mediodía. “Hay paisajes muy hermosos, pero nada más. No hay donde resguardarse, no hay donde correr. Por qué pasó esto, no lo sé, yo no lo entiendo. Para qué, tampoco… con el tiempo tal vez pueda contestar a mis dudas”.
Las versiones sobre lo sucedido son variadas y algunas, incluso, contradictorias. Según informó el Ministerio de Interior egipcio, los turistas estaban en una zona prohibida en el mismo momento en el que había una persecución por parte de fuerzas del Ejército y la policía contra terroristas que viajaban en vehículos todoterreno, parecidos a los utilizados por los turistas.
Además, la portavoz de Turismo dijo que el grupo no tenía la licencia necesaria para estar en dicho lugar, pero la Asociación de Guías Turísticos de Egipto aseguró que el grupo tenía todos los papeles en regla y la empresa organizadora, Windows of Egypt, publicó el documento con el que habían informado del viaje a la policía turística.
Quizás una de las claves del suceso es que, al parecer, en dicho papel se informaba de que irían en coche 10 turistas, mientras que según las autoridades el convoy atacado estaba formado por cuatro coches y 22 personas.
En el plan de viaje no se menciona que habría una comida en el desierto, y fuentes de Windows of Egypt aseguraron que esa parada no estaba bajo su responsabilidad.
Susana no se lo explica. Y el guía que capitaneaba la excursión, Nabil El Tamawi, está muerto. Para ella no había nada fuera de lo normal. Cuenta que las autoridades pararon el convoy dos veces y que los guías enseñaron unos papeles. Les dejaron continuar. Asegura que con ellos viajaba un policía de paisano [civil] y se sentían seguros.
¿Sientes enfado, odio, o simplemente es incomprensión?, ¿qué es?
—Estoy en un desconcierto total, no sé por qué. No sé, yo no termino de entender. Porque se vio la saña con la que iban y venían, fueron como cinco veces. Fuimos bombardeados como cinco veces, siempre desde el aire. Todo duró unas tres horas”.
Fuente: El Universal