Investigadores que llevaron a cabo la primera parte de un censo de la población de ajolotes en los canales de Xochimilco, México en 2013 no encontraron ningún ejemplar de esta especie endémica de México, de acuerdo con un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Los resultados del censo no significan, por ahora, que la especie se extinguió en su hábitat natural, aunque sí hablan de una situación “crítica”, dijo en entrevista telefónica la coordinadora del proyecto Rehabilitación de la red chinampera y del hábitat de especies nativas de Xochimilco, Cristina Ayala Azcárraga, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La segunda parte del censo se llevará a cabo entre febrero y marzo del 2014, época en que la especie se reproduce.
«En estos meses se va a reflejar (la población), es cuando deberíamos verlos porque están más en la superficie, ponen los huevos pegados a las plantas”, de acuerdo con Ayala Azcárraga.
El ajolote o axolotl (Ambystoma mexicanum) es un anfibio que no crece sino que se desarrolla en su estado larval. Permanece como un animal acuático y solo se distribuye en el Valle de México, detalló la investigadora de la UNAM.
Esta especie ha llamado la atención de los científicos porque tiene la capacidad de regenerar partes de su cuerpo como las branquias, las patas y la cola, de acuerdo con la AMC.
A nivel cultural, los indígenas prehispánicos lo consideraban el hermano mellizo de Quetzalcóatl, quien fue condenado a vivir como un monstruo acuático porque no se quiso inmolar como otros dioses para que el Sol volviera a Salir, según Ayala Azcárraga.
“El que se extinga es como si se extinguieran los pandas en China”, dice la investigadora para dimensionar su importancia.
En el primer censo de ajolotes realizado en 1998 se encontraron 6,000 ejemplares por kilómetro cuadrado; en el 2003 la población bajó a 1,000 ejemplares por kilómetro cuadrado, y en el 2008 solo 100 ejemplares en el mismo perímetro, de acuerdo con la AMC.
La disminución en la población del ajolote se debe a la descarga de aguas residuales a los canales de Xochimilco, la construcción de casas, la introducción de especies predadoras como la carpa y la tilapia, según Ayala Azcárraga.
Otra amenaza potencial son los planes para construir la autopista urbana oriente, la cual segmentaría la ciénega de grande de la ciénega chica de Xochimilco, lo que impactaría aún más el hábitat del animal, de acuerdo con la investigadora.
“Estamos en un momento crucial para saber si Xochimilco tiene futuro o no”, dice Ayala Azcárraga al explicar cómo se relaciona la salud de esta especie con la de su medio ambiente.
Xochimilco está compuesto por una serie de canales que funcionan como «un santuario» para aves que emigran desde Canadá, así como un hábitat de especies animales y vegetales endémicos considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
En cuanto al ajolote, la UNAM tiene tres refugios en espacios con un ambiente controlado dentro de los canales de Xochimilco, donde realiza investigación con estos animales.
La UNAM acepta la participación de voluntarios «comprometidos» para cuidarlos y participar en proyectos de campo, ya que tiene planes para establecer otros 10 refugios, aunque lo ideal es que este animal puedan vivir en su hábitat natural.
Ayala Azcárraga aclara que los animales que están en los refugios son valiosos pero en ellos se reduce la variabilidad genética, por lo que su extinción en su hábitat natural implicaría que México solo tendría el equivalente a un acuario con ajolotes.
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