La noche del jueves un comando puso fin a la azarosa y convulsionada vida de César Carrillo Leyva, el “Cesarín”, quien fue atacado en un domicilio de la avenida Virgo entre las calles Constelación y Zapata de la colonia Alfonso G. Calderón, municipio de Navolato, Sinaloa.
El cuerpo perforado por los proyectiles del hijo de Amado Carrillo Fuentes, el “Señor de los Cielos”, quedó tendido al interior de la vivienda.
Los primeros datos señalan que vecinos reportaron detonaciones, y al acudir al sitio policías municipales encontraron el cadáver en la cochera.
Se presume que el fallecido, de aproximadamente 35 años, había sido detenido en 2018 en las dunas de Altata, Sinaloa, cuando se encontraba en compañía de una mujer. En aquella ocasión portaba una credencial falsa y las autoridades lo liberaron al no encontrarle cargos. La versión nunca fue confirmada.
El “Cesarín”, es el segundo hijo de Amado Carrillo Fuentes, uno de los narcotraficantes más temidos de México y fundador del Cártel de Juárez. El “Señor de los Cielos”, como se le conocía popularmente por su capacidad de emplear grandes aviones para transportar la cocaína, murió de un paro cardiaco mientras se recuperaba de una liposucción y una cirugía facial, en 1997.
De acuerdo con medios locales, la ejecución de César Carrillo Leyva se realizó presuntamente por órdenes de los “Chapitos”, quienes mantienen una lucha encarnizada con el Cártel de Juárez por el control de Chihuahua. Por lo que se ha producido una “alerta roja” entre los grupos delincuenciales del Estado pues podrían desatarse enfrentamientos entre cárteles.
A diferencia de otros cabecillas del grupo criminal, — como su tío, Rodolfo Carrillo Fuentes, el “Niño de Oro”, asesinado por el Cártel de Sinaloa en una plaza de Culiacán en 2005, y su hermano Vicente Carrillo Leyva, el “Ingeniero”, quien fue detenido en la Ciudad de México en 2009 y liberado en 2018 tras cumplir 9 años en prisión—, César Carrillo se manejaba con perfil bajo.