La boda de Álex Lebaron y Brenda Ríos fue sin duda el evento social-político del año y un buen desestresón para quienes aún arrastran los achaques de las campañas, pues ahí se reunió toda la “nobleza” chihuahuense.
El gobernador César Duarte fue el juez que los casó y Enrique Serrano fue su testigo de honor. No podía ser de otra manera.
Las Quintas Carolinas recobraron así su gloria y congregaron una vez más a la monarquía, esa que se reunía allí hace casi 100 años, cuando el gobernador Luis Terrazas lo dominaba todo, presumía su poder y su creciente riqueza; sus ranchos y su ganado de primera.
Larguísima es la lista de los asistentes, pero llamaron más la atención los ausentes como Marco Adán Quezada, Héctor Murguía y Juan Gabriel, quien parece haberse vuelto un miembro más del gabinete, eso sí, sin cobrar, aseguran.
Fuera de eso, la boda fue un éxito. Tanto Álex como Brenda son dos políticos jóvenes y talentosos, con mucho futuro y quienes los conocen en el personal aseguran que hacen una pareja estupenda. Nuestros mejores deseos en esta nueva etapa de su vida.
Y ya que mencionamos a Enrique Serrano, el testigo de honor, apenas salió de la boda y ya estaba yéndose a dormir lo más temprano posible pues no tendrá vacaciones ni descanso alguno, pues a la de ya quiere iniciar las gestiones para entrar ya con vuelo en el cargo.
Es por eso que ya compró su boleto para ir a la Ciudad de México para empezar con el cabildeo de recursos y reuniones con funcionarios y legisladores para definir el Plan de Desarrollo Municipal 2013-2016 con base en su plataforma política.
También comenzaron a desfilar los interesados en integrarse a la administración municipal de Serrano, pero de mandos medios para abajo, porque el gabinete ya está decidido desde las campañas.
A ver si este ímpetu no le acarrea a Serrano fricciones con Murguía, quien será alcalde hasta el diez de octubre de este año y no piensa ceder ni un día de su poder, así sea a su correligionario.
Pero lo cierto es que Teto no tiene ya demasiado interés en la alcaldía pues hay otros proyectos que le hacen cosquillitas.
Apenas acabó la veda electoral y ya aprovechó para darse un “rol” por la mayoría de los medios juarenses para recuperar algo del tiempo perdido durante este periodo.
En las entrevistas dejó claro que sigue con la intención de ser gobernador y los que saben consideran que Teto se tomará aproximadamente un año para descansar y preparar con todo la estrategia para buscar una diputación federal y luego lanzarse de nuevo por la gubernatura.
Y ya que hablamos de Juárez, el PAN de la frontera está en plena etapa de canibalismo, pues tras la tremenda derrota no buscan mejorar o construir partido sino linchar rivales y culparlos por todos los males que se les ocurren.
La bronca fuerte está entre Hiram Apolo Contreras, dirigente del PAN en Juárez, el diputado Alejandro Pérez Cuellar y, por su lado, María Antonieta Pérez Reyes, quien ha aprovechado cualquier espacio para torpedear a su propio partido, una acción que no tiene ningún sentido más allá del mero resentimiento. Ya perdió.
Pasando a los chismes de Chihuahua, Mario Vázquez Robles quiere que se olvide pronto la arrastrada que les dio el PRI, pues por mucho que asegure que el PAN ganó terreno, lo cierto es que no aprovecharon las grandes fortalezas que tenían como el hartazgo ciudadano por el PRI o su posición cómoda como oposición.
Donde la disputa sí está interesante, aunque también de resultados previsibles es en la bancada del PAN. Ahí Maru Campos pretende reactivar sus viejas relaciones con el calderonismo para imponerse como coordinadora.
Pero donde también podría avecinarse una bronca es en el Congreso del Estado, pues ya corrió el rumor de que Maru Campos, una de las cartas fuertes del panismo chihuahuense, quiere ser la próxima coordinadora de bancada, oponiéndose a lo ya acordado de dejar este sitio a César Jáuregui, uno de los operadores más exitosos del partido.
Ambos tienen buenos perfiles, experiencia y apoyos, pero César Jáuregui cuenta de antemano con el apoyo de Mario Vázquez, dirigente del PAN y encargado de nombrar a su criterio al próximo coordinador, sin embargo Maru podría buscar el cobijo calderonista para presionar desde arriba. A ver qué pasa.
En el caso del PRI, la coordinación ya preparada para Jorge Quintana Silveyra despierta antojos entre la gente de Antonio Andreu, pero por mucho que el agua suene y que la hagan sonar, será el “dedo” que todo lo decide el que lo impondrá. La decisión parece más que clara: será Quintana el elegido.
Marco Adán Quezada ya anda con el reloj en contra, preparando todo para su despedida de la alcaldía y para saludar a la gubernatura que, naturalmente, trae en mente.
Todo parece indicar que Quezada se despedirá en la Plaza de Armas, su obra insignia, pero además quiere quedar bien con Javier Garfio y entregarle finanzas sanas y claras, documentos en orden y la casa barrida, para que luego no le eche la culpa de nada.
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