El padre de Bernadette murió de complicaciones derivadas del sida cuando ella era apenas una niña. Su madre nunca supo que su esposo tenía VIH hasta que ella y su hija dieron positivo años después.
Sorprendida y enojada, Bernadette no podía aceptar la noticia. Se negaba a tomar su medicina. Deprimida y alejada del mundo, Bernadette imaginó que pronto moriría. Luego, a instancias de su madre, se unió a un grupo de apoyo para jóvenes que viven con VIH.
Con el tiempo, se comprometió en actividades juveniles y abrió su corazón a los demás. Hoy es una joven educadora en la organización Women’s Equity in Access to Care and Treatment (Equidad de la Mujer en el Acceso a la Atención y el Tratamiento), donde comparte sus experiencias de vida con otros jóvenes con VIH, animándolos a seguir en la escuela, tomar sus medicina y trabajar por un futuro mejor.
Este es apenas un ejemplo de una historia de valentía. Un ejemplo entre millones:
La niña adolescente que perdió a sus padres y debió criar a sus hermanos, el joven que se negó a guardar silencio y les reveló su condición a sus amigos o la joven pareja, uno con VIH positivo y el otro no, que planea su futuro.
Estas historias reflejan el dolor, las pérdidas y los desafíos que el VIH y el sida suponen para nuestra generación, pero también dan fe de lo que se puede lograr cuando trabajamos juntos.
Somos parte de una generación que solo ha conocido un mundo con VIH. Según las Naciones Unidas, hay unas 34 millones de personas viviendo con VIH en el mundo y cinco millones tienen entre 15 y 24 años. Este grupo etario representa el 39% de las nuevas infecciones globales de VIH y cerca del 65% de los jóvenes con el virus son mujeres. La mayoría de ellos vive en África subsahariana.
Bernadette es una de estas personas jóvenes. Hoy con 20 años, Bernadette ha sido clienta de la Clínica de la Esperanza de Women’s Equity, socia de Keep a Child Alive en Kigali, Ruanda, desde 2007.
Cristina y yo hemos tenido el honor de visitar nuestros programas de Keep a Child Alive en África. De hecho, Cristina recién regresó de visitar a algunos de los jóvenes que conocí cuando eran apenas unos niños. Diez años después, estas personas llevan vidas saludables, felices y llenas de esperanza.
Hemos observado un increíble progreso en los últimos 10 años y, pese a que todavía nos falta recorrer mucho camino, cada vez más personas reciben tratamiento contra el VIH y son menos los bebés que nacen con el virus. Vemos los resultados del esfuerzo de tantas personas y, ahora, la primera generación de niños que participó de los programas está ingresando en la adolescencia y la adultez.
Sin embargo, y a pesar de nuestro progreso, seguimos fallándole a esta generación.
En los Estados Unidos, los jóvenes gay, las mujeres jóvenes y los hombres de color son particularmente vulnerables al VIH. En cuanto a las tasas de infección, vulnerabilidad, impacto y, lo más importante, su enorme potencial para erradicarla, los jóvenes están en el centro de la epidemia del VIH.
Pese a esto, la mayoría de las políticas y los programas de tratamiento contra el VIH están diseñados para niños o adultos, muchas veces relegando a los jóvenes.
La buena noticia es que jóvenes de todo el mundo se están uniendo para exigir su lugar en esta coyuntura. Están demandando la atención de sus comunidades, los centros de salud, las escuelas, los gobiernos y los líderes.
En Keep a Child Alive, creemos en consolidar una voz colectiva fuerte y fiel para nuestros jóvenes de todo el mundo. Recientemente hemos puesto en marcha 5MIL, una iniciativa que busca atender las necesidades de su generación en relación con el VIH.
Durante los próximos meses, presentaremos 5MIL: Hangout, una plataforma que conectará a jóvenes líderes que viven con VIH de Ruanda, Sudáfrica, Uganda y los Estados Unidos. Será un diálogo virtual que fomente un espacio seguro para que los jóvenes se reúnan y hablen abiertamente sobre el VIH, compartan problemas y soluciones y se conecten directamente con líderes influyentes.
Estamos convocando a los jóvenes de todo el mundo que viven o están afectados por el VIH y el sida y a la comunidad global a participar de este movimiento.
¡Hazte oír!: Escribe, bloguea, tuitea o envía mensajes con las verdades sobre el VIH. Hablando abiertamente podremos reemplazar el silencio y el miedo por el conocimiento, la aceptación y el amor.
Aprovecha el potencial joven: Los jóvenes son apasionados. Aprovechemos su energía y voluntad para pensar con audacia y tomar riesgos. Pregúntales a los jóvenes qué piensan y qué ideas tienen para cambiar el rumbo de su generación, sus comunidades y ellos mismos.
Conoce tu condición: Hazte una prueba de VIH y habla con otra personas sobre la prevención y el tratamiento.
El sida no está superado. Y no lo superaremos si no incluimos a los jóvenes en la discusión. Creemos en un mundo en el que los jóvenes que viven con el virus puedan vivir sin miedo. Donde tú creas que puedan prosperar y cumplir sus sueños.
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