Uno de los luchadores extranjeros que ha dejado huella dentro del pancracio mexicano en los últimos años es Ian Hodgkinson, mejor conocido como Vampiro Canadiense, quien habló sobre diversos temas; uno de ellos fue su salud.
A través de sus redes sociales, el Vampiro Canadiense reveló a todos sus seguidores que después de varios años de intensos dolores en todo su cuerpo ya supo el motivo por el que los sufre: Alzheimer y Parkinson.
El icónico gladiador de casi dos metros de estatura comentó en un video subido a su cuenta de Facebook que después de realizarse varios estudios, los médicos le informaron que padece ambas enfermedades que, en gran medida fueron causadas por su amplia y peligrosa trayectoria en los cuadriláteros.
La enfermedad de Alzheimer es una mier$% pero le tengo más miedo de la enfermedad de Parkinson, porque podría arruinar mi récord de PlayStation”.
Por otro lado, Vampiro Canadiense aseguró que hará todo lo posible por tratarse ambas enfermedades y que estas no le causen tantos estragos por lo que reste de su vida.
«No es la mejor noticia. Pero en mi corazón sé que es una pelea que voy a ganar”.
El también investigador paranormal señaló que no suficiente con estas dos enfermedades, tendrá que lidiar con un trauma cerebral, pues sus constantes luchas extremas en los años noventa y principios del nuevo siglo ya le cobraron factura.
«Tengo un trauma cerebral grave por todas las conmociones. He sido golpeado durante tanto tiempo, que está será una tarea nada fácil”.
El director de talento de la Triple A no detalló cuándo comenzará su tratamiento, pero le aseguró a todos sus seguidores que los mantendrá informados sobre sus avances en su delicado estado de salud.
Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.