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AMLO asegura que siembra de mariguana y amapola en Sinaloa están en «decadencia»

En el municipio de Badiraguato, Sinaloa, donde nacieron los líderes del narcotráfico Joaquín «El Chapo» Guzmán y Rafael Caro Quintero, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró que la siembra de enervantes, como mariguana y amapola, está «en franca decadencia» pues aseguró que lo que más se está usando «para envenenar» a la juventud es el fentanilo y drogas químicas.

«Ya está en decadencia la siembra de los enervantes como la mariguana, la amapola, porque ahora lo que más se está usando para envenenar a los jóvenes es el fentanilo»

Al supervisar los avances de la construcción de la carretera a Guadalupe y Calvo en las instalaciones del Mando Especial de Badiraguato, AMLO señaló que estas drogas no se producen en México, sino que son químicos que se introducen de contrabando desde Asia por los puertos de Manzanillo y Lazaro Cárdenas.

«¿Qué está sucediendo en cuanto a la siembra de enervantes? Pues ya está en franca decadencia la siembra de los enervantes que más se cultivaban como la mariguana, la amapola, porque ahora lamentablemente lo que más se está usando para envenenar a los jóvenes es el fentanilo, son los químicos».

«Y esos no se producen en México, se traen esos químicos, esas sustancias de Asia, que entran de contrabando por los puertos del pacífico sobre todo por Manzanillo, por Lázaro Cárdenas y con esas sustancias hacen las drogas químicas en las llamadas ‘cocinas’, laboratorios que no se instalan ya en el medio rural, sino en las periferias de las ciudades», dijo.

AMLO indicó que, para inhibir que se sigan cultivando estos enervantes en este municipio y en otros, su gobierno impulsa el programa Sembrando Vida, a la par de combatir el narcotráfico y la erradicación de estos plantíos.

Manifestó que la población debe de estar informada sobre las consecuencias que ocasionan estas drogas químicas, pues indicó que el fentanilo «aniquila» de seis meses a un año a un joven.

«¿Qué va a suceder con las regiones donde se sembraba la mariguana, la amapola? ¿De qué va a vivir la gente? Tenemos por eso que impulsar el Sembrando Vida y otros programas, esto no significa que se va a dejar de combatir el narcotráfico o la erradicación de plantíos, va a continuar, pero no olvidemos que todo lo que tiene que ver con el narcotráfico está íntimamente relacionado con el dinero.

«Y ahora desgraciadamente lo que más utilidad deja son los químicos aunque también y, por eso dije desgraciadamente, es lo más dañino que puede haber. El fentanilo aniquila en seis meses en un año a un joven. Esto también se tiene que saber, todos tenemos que estar informados».

Acompañado por el gobernador Qurino Ordaz Coppel y por Ruben Rocha, gobernador electo, López Obrador indicó que se requiere de la participación del Estado para promover el desarrollo y para garantizar el bienestar del pueblo.

«El Estado no puede incumplir su responsabilidad social. Entonces es hasta heroico que muchos salieron adelante con el estudio o optaron por migrar pero otros cayeron en la trampa de sumarse a las filas de la delincuencia. El hombre, la mujer, los seres humanos, somos fruto de nuestra circunstancia».

En ese sentido, retiró que los seres humanos no nacen malos por naturaleza, sino que son las circunstancias las que llevan a algunos a las conductas delictivas o antisociales, y «por eso qué bien que se está trabajando atendiendo las causas que originan la inseguridad, la violencia».

Tras el acto, el Presidente López Obrador se subió a un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) para trasladarse a Tamazula, Durango, para la inauguración de un cuartel de la Guardia Nacional.

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Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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