“El enamoramiento es igual a
en-amor-miento”:
refrán popular
Si Platón viviera en esta era de redes sociales, ¿hablaría también del amor idealizado que para muchos es un enamoramiento de una persona inalcanzable o modelo ideal? ¿el enamoramiento equivale a en-amor-miento? ¿el enamoramiento en tiempos de las redes sociales está entrampado en engaños, suplantación de identidades o en “amar” a desconocidas y desconocidos?
Para muchas personas el “amor platónico” es una forma de amar o estar enamorado de alguien imposible de alcanzar, de ahí la creencia de que todo idealismo es nebuloso, lejano e iluso. Es más, se califica hasta de locura como el idealismo del caballero errante Don Quijote de la Mancha que solo en su cabeza revoloteaban doncellas a defender, dragones que matar, pero, sobre todo, hacer justicia en un mundo injusto y perverso. Era la fe y locura santa de soñar en lo imposible, vencer al mal y enaltecer los valores del caballero andante.
Platón, más bien hablaba del amor al conocimiento, el buscar la verdad en las ideas que son la esencia de las cosas, más no de las personas, pero al paso de los siglos la filosofía popular y cotidiana dejó el término de amor platónico como el prototipo de enamoramiento, que tiene todo de fantasía e ilusión, pero nada de realidad.
Ahora, las redes sociales han llegado al relevo de ese amor platónico, que no conecta ideas ni esencias, sino de manera electrónica une y desune parejas. El enamoramiento supuesto en las redes sociales se ha convertido en un chantaje y engaño de amor por la lejanía y anonimato. Ya lo decían los antepasados que amor de lejos, amor de pendejos. Sin embargo, ahora con las redes sociales ese amor aparte de lejos es engañoso, virtual y hasta mortal.
El amor digital es distante y lejano. Es el lugar de encuentro de supuestos enamoramientos, pero también en la principal puerta de mentiras y fraudes amorosos. Hay aplicaciones que funcionan con falsos perfiles, supuestos personajes y perversos que usan el amor -o supuesto amor- para lucrar, sorprender a incautos y convertirles su ilusión o falso enamoramiento en pesadilla.
El engaño del amor en las redes sociales tiene nombre: catfish, que literalmente se traduce como pez gato y equivale en español al bagre que es un pez con bigote. Esto deriva de una película de hace algunos años donde relata el engaño que vivió una persona quien tenía relaciones en línea con una mujer de 25 años, pero en realidad se trataba de una ama de casa de 40 años.
El término catfish se aplica ahora a las personas que crean falsas identidades o lo que es muy común engañan con falsas fotografías. Envían invitaciones luciendo rostros o cuerpos que no son de ellos, dan datos falsos en las redes sociales o en las plataformas de contactos de amistades, haciéndose pasar por exitosas profesionistas, acaudalados empresarios o esculturales figuras. Se sabe que los llamados “catfish” seducen a personas en las redes y las van convenciendo de que le proporcionen fotos personales, desde poses atrevidas o desnudos y revelaciones íntimas.
Para lograrlo, usan sus habilidades manipuladoras para influir en personas con baja autoestima y las hacen sentir importantes. Hay infinidad de personas que mantiene relaciones en línea con perfectos desconocidos, que jamás han visto en su vida y lo más grave, sin la certeza que esa persona realmente sea la que les escribe o manda fotos.
Por general se trata de falsos perfiles, que no corresponden a quien dicen, porque son identidades robadas de otras personas en las mismas redes sociales. El problema inicia cuando se van agregando a la lista de amistades o contactos de personas nuevas que nos solicitan ser aceptados.
Se ven fotos de chicas fabulosas o de hombres atractivos, que es el primer anzuelo para hacer creer que una persona con esas cualidades nos ha solicitado su amistad. De ahí, todo sigue una pendiente que termina en desengaños, fraudes, extorsiones y sobre todo engaño de un falso amor. Por eso, es sumamente peligrosa la búsqueda o pesca de nuevas amistades por redes.
El amor en las redes sociales ha dado un vuelco al concepto y a la acción del amor.
En la antigüedad, sobre todo los griegos, el amor lo enfocaban al conocimiento y a la verdad. La palabra filosofía significa amor a la sabiduría. Sócrates consideraba el amor al bien y a la belleza. Y luego Platón lo veía desprovisto de pasiones y lo enfocaba al mundo de las ideas, de ahí el término de idealismo. Como las ideas eran perfectas, para el hombre que es imperfecto porque es mortal, esas ideas le resultaban inalcanzables. Del amor que nosotros concebimos, lo catalogaban como eros. Luego la philia, cercano a la amistad y el ágape era una conexión entre lo divino y lo humano.
El cristianismo fundó su filosofía del amor en tres vertientes, equiparable a la caridad: hacia arriba, hacia adentro y a los lados. El amor hacia arriba es hacia Dios, el amor hacia adentro es hacia sí mismo y el amor a los lados, es al prójimo.
Sin embargo, ahora la presencia de medios digitales ha modificado sustancialmente la forma y modos de amar. Aristóteles insistía mucho en el valor de la amistad entre los humanos como trascendental, pero, sobre todo, servía para la construcción de la propia identidad: cómo ames a tus amigos así te amas a ti mismo. Las redes en lugar de promover el amor han sido transformadas en plataformas de hacer el amor virtual. Sí, por un teléfono celular se practica el sexting: erotismo que intercambia imágenes por celulares…y por supuesto, nuevas formas de delitos y chantajes.
La complicación se dio cuando de la comunicación personal, directa y verbal dimos el salto cuantitativo y cualitativo a la comunicación virtual que se ha enfocado más en saber sobre la vida y actividades de las otras personas que preocuparnos por ellas. Nuestro cerebro más que evolucionar con la nueva cultura digital, ha modificado formas de conocer a través de la imagen y de hombres cerebrales hemos migrado a humanos visuales. Las redes sociales han sido los vehículos de esa nueva culturalización.
Y por supuesto la Inteligencia Artificial no se ha quedado rezagada en buscar pareja de manera “aleatoria” y las plataformas del “mercado” del amor funcionan como cupidos o asistentes amorosos. Un robot selecciona las parejas o concertan citas mientras duermes. Ahora la Inteligencia Artificial pretende modificar las reglas del amor como el flirteo humano entre dos personas.
Hace décadas fue famosa la película como centro de atención de un sedán clásico Volkswagen llamado “cupido motorizado” pero en el entendido que era un vehículo y el conductor ligaba chicas, pero nunca llegamos a imaginar que ahora hay robots cupidos, que elaboran “perfiles” de parejas, una máquina que recomienda y hace citas. El amor mecanizado puede ser el nivel más bajo de verdadero amor. El paso siguiente es una cita para cenar o bailar con una máquina.
Entre el amor romántico y el amor por internet hay una enorme diferencia donde las cartas de amor y las flores han sido sustituidas por emoticones o caritas, corazoncitos y expresiones minimizadas al máximo que ni siquiera llegan a palabras. En internet no cabe la ampliación ni explicación, ni la fundamentación o exposición del porqué de las cosas. Va como el tren bala con una velocidad e inmediatez que deshoja cualquier ramo de flores o vuela las hojas de las cartas de amor.
Sin embargo, es nuestro tiempo y nuestro momento. Ni ser nostálgicos del pasado, porque el pasado ya no existe, fue y se fue. Pero tampoco la frialdad de acero que esperemos ternura y caricia de una máquina.
Pero, digan lo que digan, seguiremos empeñados y obsesionados por tener un amor platónico, soñando con un amor imposible, inalcanzable, absurdo y hasta iluso…aunque para muchos eso ya es un amor virtual y por las redes sociales se han enamorado de ellos mismos o de un avatar.
1 RUBIO, Isabel (2023) El peligro de usar inteligencia artificial en “apps” de ligar: asi funcionan los asistentes virtuales del amor, El País, 3 de octubre de 2023, España
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