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Andrés Manuel López Obrador propone una nueva alianza para América

América Latina debe crear una unión política-comercial y procurar una relación más estrecha con Estados Unidos para fortalecer al continente, planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al conmemorar el natalicio de Simón Bolívar, dijo que la cooperación para el desarrollo debe ser el motor que ayude a América a hacer frente a la creciente influencia geopolítica de China.

“La propuesta es, ni más ni menos, construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, realidad e identidades”, señaló ante representantes de gobiernos latinoamericanos y del Caribe reunidos en el Castillo de Chapultepec.

Aunque criticó a Estados Unidos por sus “injerencias”, afirmó que el fortalecimiento de América pasa por el crecimiento económico de ese país. “Nos conviene que EU sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar. Lograr este equilibrio y no la hegemonía de ningún país es lo más responsable y lo más conveniente para mantener la paz en bien de las generaciones futuras”, sentenció.

El Presidente señala que la unión debe ser similar a la que prevalece en la Unión Europea; no debe descartarse la sustitución de la OEA, afirma.

América Latina debe explorar la creación de una unión política y comercial similar a la de la Unión Europea, y procurar una relación estrecha con Estados Unidos para fortalecer a todo el continente, planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al conmemorar el Natalicio de Simón Bolívar, el titular del Ejecutivo afirmó que la Organización de Estados Americanos debe ser replanteada para dejar de ser un organismo al servicio de intereses ajenos a Latinoamérica.

Ante embajadores y representantes de gobiernos latinoamericanos y del Caribe dijo que la cooperación para el desarrollo debe ser el motor para coordinar a los países de todo el continente, y hacer frente a la creciente influencia geopolítica de China.

“La propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, nuestra realidad y a nuestras identidades.

“En ese espíritu no debe descartarse la sustitución de la OEA, por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflictos en asuntos de derechos humanos y de democracia”, afirmó el Presidente.

El fortalecimiento comercial y geopolítico de América Latina y de América del Norte pasa por el crecimiento y desarrollo económico de Estados Unidos, que, dijo, ha perdido terreno ante el bloque asiático encabezado por China.

Afirmó que el crecimiento comercial de China ha fortalecido en Estados Unidos la opinión de que el país vecino del norte debe ver a México y a Latinoamérica “como aliados y no como vecinos distantes”.

“Nosotros preferimos una integración económica con dimensión soberana con Estados Unidos y Canadá a fin de recuperar lo perdido con respecto a la producción y al comercio con China, que seguirnos debilitando como región y tener en el Pacífico un escenario plagado de tensiones bélicas.

“Para decirlo en otras palabras, nos conviene que Estados Unidos sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar. Lograr este equilibrio y no la hegemonía de ningún país es lo más responsable y lo más conveniente para mantener la paz en bien de las generaciones futuras y de la humanidad”, sentenció.

Por ello, llamó a que Estados Unidos deje de ver a México y a América Latina como una región en la que puede tener intervención militar o injerencia política.

“Es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos caracterizada por invasiones para poner y quitar gobernantes al antojo de la superpotencia.

“Digamos adiós a las imposiciones, las injerencias, las sanciones, las exclusiones y los bloqueos, apliquemos en cambio los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias”, recalcó.

En contraste, el presidente López Obrador hizo un reconocimiento a Cuba por soportar el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos desde los años sesenta del Siglo pasado y dijo que el esfuerzo del pueblo cubano es digno de ser considerado Patrimonio de la Humanidad.

En la ceremonia, en el Castillo de Chapultepec, estuvo presente la escritora chilena Isabel Allende, el canciller Marcelo Ebrard, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, entre otros invitados.

En tanto, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, dijo a la cadena de televisión TeleSur que la OEA dejó de existir desde hace tiempo y respaldó la propuesta de crear una nueva organización para los países de América Latina y el Caribe.

Fuente: Excelsior

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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