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México

Ante anuncio de reforzar frontera sur, CNDH cuidará a migrantes

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) indicó que estará atenta a cualquier violación a los derechos humanos de los migrantes, pues la política migratoria debe priorizar la seguridad humana.

El presidente del organismo, Luis Raúl González Pérez, sostuvo que el organismo «verificará que haya protocolos y un exhorto para que no se entienda una medida de que el envío de estas fuerzas sea una política de priorizar la seguridad nacional por encima de la seguridad humana”.

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Tras acudir a la develación de la placa en honor del periodista Paulo Martínez, indicó que se deben reforzar las capacidades del Estado mexicano para atender los derechos de las personas migrantes y destacó que, así como se condena que Estados Unidos militarice la frontera sur de su país, México no debe caer en lo mismo.

Cualquier intervención de cualquier autoridad debe ser conocida por la autoridad migratoria. ¿Lo pueden auxiliar otras autoridades, como en este caso la Guardia Nacional? Sí, pero desde luego en auxilio, previniendo violaciones a derechos humanos y poniendo en el centro una política humanitaria y no una política de seguridad nacional”.

Asimismo, adelantó que convocará a sus homólogos de Centroamérica para sostener una reunión con la Secretaría de Gobernación, lo cual “lo hemos aplicado desde las caravanas de finales del año pasado, hoy no es la excepción, estamos atentos y estaremos atentos a que no se violenten derechos humanos”.

Sin especificar el número, comentó que con anterioridad la CNDH ha recibido quejas por parte de los migrantes en la frontera sur, por lo que se ha desplazado personal del organismo para fortalecer las oficinas en la zona.

Excelsior

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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