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Opinión

Artistas en política, ¿circo o propuesta seria? Por Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Rolando recibió en sus brazos a su hija, que luego llamaría Guadalupe. En su profunda alegría exclamó “ha nacido la primera mexicana que será Miss Universo», y proféticamente tuvo razón, 23 años después de ese momento Lupita Jones se convertiría en Miss universo, era el 17 de Mayo de 1991, cuando se coronaba en el certamen de belleza más importante del mundo.

Originaria de Mexicali, Guadalupe no era solo un rostro lindo. Había estudiado en San Diego en la escuela de comercio y tenía la idea de trascender en la escena pública. La ciudad de Las Vegas, Nevada le daría esa gran oportunidad.

En una de las complicadas preguntas finales, le cuestionaron: ¿Cuál es el mayor problema de tu país?, Lupita no dudó en responder: “La negociación del Tratado de Libre Comercio”, pues México no contaba con la misma tecnología que otras naciones. “Estoy segura que esto se resolverá muy pronto”, sentenció.

El hecho de que una mexicana que nunca necesitó la ayuda de una intérprete para hablar en inglés y refiriendo un tema políticamente crucial hizo que los reflectores se reflejaran en los presidentes, tanto de México y de Estados Unidos para lograr el tan positivo TLC que hoy han modificado y nombrado T-MEC.

Han pasado 29 años desde esa hazaña y hoy Lupita Jones es la directora general del concurso en nuestro país. Seguiría siendo un perfil en los tabloides de revista, si no fuera porque en este 2021, tanto el PAN, como el PRI la buscan lanzar para la gubernatura por el Estado de Baja California…

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Opinión

La universidad. Por Raúl Saucedo

LA DEFENSA DEL CONOCIMIENTO

La reciente controversia en torno a la Universidad de Harvard y los recortes de fondos federales durante la actual administración Trump resalta un tema crucial: el papel de las instituciones académicas como baluartes del conocimiento y su resistencia frente a políticas gubernamentales adversas. La decisión de dicha administración de retener fondos, aparentemente motivada por sesgos políticos, no solo afectó la capacidad de Harvard para llevar a cabo investigaciones críticas, sino que también representó un ataque directo a la autonomía académica.

Las universidades, en su esencia, son centros de pensamiento crítico, investigación y debate. Son espacios donde las ideas se confrontan, se cuestionan y se refinan. La diversidad de perspectivas que albergan es fundamental para el progreso social y científico. Cuando un gobierno intenta silenciar estas voces, socava los cimientos de la democracia.

El caso de Harvard no es aislado. A lo largo de la historia, las universidades han desempeñado un papel vital en la resistencia contra la opresión y la injusticia. Desde las universidades europeas que desafiaron el poder de la Iglesia en la Edad Media, hasta las instituciones estadounidenses que impulsaron el movimiento por los derechos civiles en el siglo pasado, la academia ha sido un faro de esperanza y un motor de cambio.

La autonomía universitaria es un principio fundamental que protege la libertad de investigación y expresión. Permite a los académicos explorar temas controvertidos y desafiar el statu quo sin temor a represalias. Cuando esta autonomía se ve amenazada, la sociedad en su conjunto resulta perjudicada.

Las universidades son también cruciales para la formación de líderes informados y ciudadanos comprometidos. En un mundo cada vez más complejo, necesitamos personas capaces de analizar críticamente la información, evaluar políticas públicas y participar activamente en el debate democrático. Las universidades proporcionan el entorno intelectual necesario para cultivar estas habilidades.

En el contexto actual, donde la desinformación y la polarización amenazan la cohesión social, las universidades tienen una responsabilidad aún mayor: defender la verdad y promover el diálogo constructivo. Deben ser espacios donde se fomente el respeto por la evidencia y la razón, y donde se pueda debatir libremente sobre los desafíos que enfrenta la sociedad.

La resistencia de Harvard y otras universidades frente a los recortes y la interferencia política es un recordatorio de que la academia no es simplemente un apéndice del gobierno, sino un actor independiente con un papel vital en la defensa de la democracia. Las universidades deben seguir siendo espacios donde la búsqueda de la verdad y la defensa de la justicia sean valores fundamentales.

Mientras algunas universidades resisten los embates de los enemigos de la democracia, este humilde columnista celebra con introspección su nuevo grado de Máster por parte de su alma mater, la UACH, donde el conocimiento y la resistencia también son trincheras, tanto en sus aulas como en sus egresados.

@RaulSaucedo_

rsaucedo@uach.mx

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