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Salud y Bienestar

Artritis también afecta a los niños y adolescentes

A pesar de que la artritis es considerada como una enfermedad del adulto mayor, la artritis idiopática juvenil es la enfermedad reumática más frecuente en la infancia, y también es un padecimiento altamente discapacitante.

Se estima que cada año se presentan 20 nuevos casos por cada 100 mil niños menores de 16 años, informó en un comunicado el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” (HIMFG).

El médico adscrito al Servicio de Reumatología HIMFG, Enrique Faugier Fuentes, explicó que la artritis es la inflamación de una o varias articulaciones que presenta dolor, rigidez, enrojecimiento y aumento de temperatura en la zona afectada.

El especialista indicó que la artritis idiopática juvenil se caracteriza por la destrucción paulatina e irreversible de la articulación, razón por la cual los pacientes nunca presentan una remisión total de la enfermedad.

No obstante, cuando existe un diagnóstico oportuno de esta enfermedad de origen autoinmune, que ataca algunos tejidos de forma selectiva, puede controlarse.

Faugier Fuentes detalló que hay siete subtipos de artritis idiopática juvenil, que se diferencian por el número de articulaciones que afectan.

El Diario de Yucatán

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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