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Opinión

Asalto y Traición: La Aprobación de la Reforma Judicial.

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Por Caleb Ordoñez T.

En México, hasta los dramas políticos parecen sacados de una telenovela. Imagínate: el Senado convertido en un ring de lucha libre, con políticos traicionando como villanos enmascarados, extintores en mano, y manifestantes tomando el control. Al final, el «plot twist» más inesperado: un senador del PAN da el «voto de oro» a Morena, traicionando a su propio partido. ¡Ni la rosa de Guadalupe tiene estos giros tan exagerados!

Mientras tanto, la reforma judicial sigue su curso, con México viendo cómo se desarrolla este culebrón político digno de horario estelar. Mucho mejor que la descafeinada “casa de los famosos”.

Con tan férreo oficialismo e ingredientes totalitarios, fue como regresar a los años sesentas, pero con youtube live. Lo sucedido ayer en el Senado mexicano fue un espectáculo que dejó a todos atónitos; un show que provocó risas y lágrimas.

La aprobación de la reforma judicial impulsada por la administración de la auto-llamada Cuarta Transformación (4T) no solo fue una jornada de largas horas, sino una de tensiones políticas y caos que reflejan la profunda división permanente, en torno a las decisiones que definirán el rumbo del país.

La reforma judicial, una de las más importantes propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, busca cambios fundamentales en el Poder Judicial. Para la 4T, esta reforma es un paso necesario para combatir la corrupción y garantizar una justicia más accesible y cercana al pueblo. Según el oficialismo, el sistema judicial actual está «secuestrado» por las élites y los grandes intereses, por lo que estos cambios permitirían democratizar y desarticular los abusos de poder que han prevalecido durante décadas.

Sin embargo, para la oposición, la historia es completamente distinta. El bloque del PAN, PRI y MC ha argumentado que esta reforma compromete la independencia del Poder Judicial, concentrando aún más poder en el Ejecutivo y debilitando los contrapesos fundamentales para la democracia. Señalan que los cambios propuestos otorgan al presidente facultades excesivas sobre el nombramiento de jueces y magistrados, y temen que esto abra la puerta a una subordinación del sistema judicial a los intereses del gobierno.

Exhibición inolvidable.

El día de la votación, mientras se llevaba a cabo la discusión, las cosas tomaron un giro inesperado. Grupos de manifestantes, en su mayoría de jóvenes, irrumpieron en el recinto del actual Senado, generando un ambiente de caos. Mientras tanto, dentro del recinto, el panorama político estaba lleno de incertidumbre. La «traición» más sonora fue la del senador conservador Miguel Ángel Yunes Linares, quien, a pesar de pertenecer a las filas del PAN e incluso ser exgobernador por esas siglas, fue recibido con porras y una bizarra ovación de la bancada izquierdista, que durante los últimos años no lo han bajado de “ratero”, “corrupto” y “líder de la mafia del poder”, todos estos adjetivos utilizados en su contra por el presidente López Obrador.

Pero ahora, exculpado de todos sus pecados políticos, llegaba al recinto para reemplazar a su hijo, el junior Miguel Ángel Yunes Márquez, quien solicitaba una mini licencia por sentirse mal -físicamente-. Yunes papá se posicionaba en el pleno, para gritarnos a todos; a los opositores, morenistas o imparciales que los Yunes ya eran miembros honorarios del obradorismo.

Este hecho generó gran indignación dentro de su propio partido y fue visto como un golpe artero a la cohesión de la oposición.

Yunes justificó su posición argumentando que ciertos aspectos de la reforma eran necesarios para mejorar la impartición de justicia en el país, pero sus colegas lo acusaron de haber vendido su posición: “¡traidor!”, “¡vendido!”, “¡cobarde!” Le gritaban sus ex compañeros y amigos, profundamente enojados y decepcionados, de quien fuera quizá, el mayor opositor de López Obrador en los últimos 18 años.

El caos en el Senado llegó a tal punto que la votación tuvo que trasladarse a una sede alterna para poder ser llevada a cabo con normalidad. A pesar de las protestas, dentro y fuera del recinto, la reforma fue aprobada por mayoría, con la ayuda del “Junior” Yunes que regresaba a su curul para cumplir con la estocada final y la faena de su traición -ya se sentía mejor de su espalda- pasadas las 00:00 horas, lo que generó aún más confrontaciones en la arena política de Xicoténcatl, que se sitúa cerca de la arena de lucha libre: La coliseo.

Jugando con fuego.

Para los fieles seguidores de la 4T, esta victoria es un logro más en la consolidación de la transformación del país: “Haiga sido como haiga sido”.

Consideran que las instituciones deben ser reformadas para garantizar justicia verdadera a los sectores más vulnerables. La narrativa oficialista ha enmarcado la reforma como una lucha entre el viejo régimen corrupto y un nuevo sistema más equitativo.

Por otro lado, la oposición considera que el Poder Judicial está ahora en una situación precaria y que el Ejecutivo tiene las herramientas para interferir en su funcionamiento de manera peligrosa, donde pudiera meter mano el narcotráfico y otros grupos criminales.

Lo ocurrido en el Senado ayer no solo fue una votación histórica, sino un reflejo de la creciente polarización en el país. Ver a Alejandro Murat, Javier Corral o Jorge Carlos Ramírez Marín, quien hasta hace semanas eran fines defensores del PRI y PAN, ahora disfrazados de izquierdistas, muestran la descomposición de causas en la política mexicana. Aunque también el pragmatismo de la 4T, buscando habituarse en el centro del tablero ideológico político.

Y así, con más votos que en una rifa de pueblo, la reforma judicial fue aprobada en un 11 de Septiembre, a la mexicana. Entre chapulines que saltaron de un partido a otro y traiciones dignas de una novela de suspenso, nos queda la duda: ¿Qué será lo siguiente? ¿Votarán también por incluir tacos en la canasta básica? Al menos ahí, todos estaríamos de acuerdo.

Todo sería muy gracioso, si no se tratara de un tema tan complicado y trascendente como el golpe que recibe un poder autónomo, que hoy está francamente debilitado por el oficialismo. ¿O será para bien? Solo el tiempo nos lo dirá.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordoñez Talavera

Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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