Para los problemas psicológicos, para bajar —mágicamente— los kilitos de más, para superar en poco tiempo situaciones difíciles y traumáticas, para relajarse, para estresarse, para solucionar los problemas sexuales, para quitarse el miedo, el enojo, la frustración y la baja autoestima. Para quitarse —de tajo, en apenas unos segundos— alguna dolencia física: la artritis, dolor muscular, falla en las articulaciones. Para quitarse las espinillas, los barros y hasta los chancros. Para ser más feliz, para ser más productivo, para ponerse bien mamey. Existe un producto milagro para mitigar cualquier carencia que nos afecte. Miles y miles de productos que se venden como si fueran una medicina infalible, pero que —en el mejor de los casos— no sirven para maldita la cosa. Productos que prometen curar todo y al final no curan nada.
Ayer, martes 11 de abril, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) realizó un aseguramiento de 429 mil 912 piezas de estos productos irregulares —suplementos alimenticios, tabletas, cápsulas, productos terminados y a granel—, 8 mil 294 kilos de materia prima y 221 mil 251 etiquetas de productos milagro en cinco establecimientos ubicados en la Ciudad de México y Jalisco. La Cofepris suspendió estos establecimientos que producían y vendían mercancía irregular porque en sus instalaciones habían diversas irregularidades como indebido almacenamiento de los productos, que los artículos no contaran con fecha de caducidad, número de lote o cosas tan básicas como información sobre su proceso de fabricación.
De acuerdo con la dependencia, las etiquetas de los productos incautados tenían leyendas engañabobos que hacían referencia directa al tratamiento de enfermedades —lo que está prohibido, ya que se incurre en hacer promesas médicas—, estaban caducados, se encontraban en pésimas condiciones de almacenamiento, además que los lugares donde se aseguraron carecían de una buena limpieza y mantenimiento, no contaban con registros de control de los procesos de producción y no tenían registros de proveedores y clientes. De acuerdo con Álvaro Pérez Vega, comisionado de operación sanitaria de la Cofepris, los productos milagro sólo pueden especificar en sus etiquetas qué tipo de componentes o vitaminas pueden aportar, “pero no pueden determinar que vas a evitar o tratar enfermedades”.
¿Cuáles son los riesgos de consumir productos milagro?
La actual dirigencia de la Cofepris ha realizado 156 operativos de verificación sanitaria en todo el país, en los que ha asegurado 4 millones 516 mil productos milagro. De acuerdo con una investigación realizada por ¿Cómo ves?, revista de divulgación científica de la UNAM, los productos milagro no son placebos ni panaceas, sino fraudes. ¿Cómo nos afectan estos artículos? En primera instancia, esta mercancía irregular impacta nuestros bolsillos: estamos comprando un producto que no sirve para nada. Usarlos también tiene otras implicaciones negativas: quien acude a estos curalotodos se autorrecetan e incluso interrumpen sus tratamientos médicos o dietas para suplirlas con productos milagro de efectos —supuestamente— inmediatos.
Y eso sin contar los efectos secundarios que ofrecen estas alternativas. Por ejemplo, de acuerdo con la Secretaría de Salud, la ingesta de productos para bajar milagrosamente de peso puede ir acompañada de padecimientos como insomnio, nerviosismo, cólicos, arritmia, calambres, ansiedad, diarrea, mareo, náuseas, prurito, temblor, vómito, incremento del apetito, alteraciones del hígado, malestar general, dolor abdominal, de espalda o cabeza (*ahhhh, toma aire*) inflamación de la piel (cuando se trata de esas cremitas o geles que se untan en la barriga), tránsito intestinal acelerado, mala absorción de medicamentos e incluso taquicardia. Algunos, varios, de estos artículos son fabricados con sustancias que no son seguras para humanos.
Ese es el caso de la silimarina, una sustancia que ayuda a regenerar células pancreáticas y que está presente en el producto Chardon de Marie, para tratamiento de diabetes. El problema de este compuesto es que, aunque ha demostrado ser efectivo, sólo ha sido probado con ratas. Su consumo humano representa un riesgo, pues. Las autoridades sanitarias recomiendan no consumir este tipo de milagritos ya que suponen un peligro para la salud, al ofrecer propiedades curativas que no corresponden a su categoría y que ni siquiera han sido acreditadas científicamente.
Agencias