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Así fue su mensaje de Año Nuevo de AMLO para los mexicanos

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acompañado de Beatriz Gutiérrez Müller, compartió a través de sus redes sociales su mensaje de Año Nuevo para todos los ciudadanos de México.

A través de su cuenta de Twitter, el presidente compartió sus buenos deseos para los ciudadanos, deseando un nuevo año donde no haya sufrimiento pero sí alegría y felicidad, además de haber dicho estar feliz porque este año fue mejor para México.

Su compañera Beatriz Gutiérrez, también compartió palabras de esperanza para los ciudadanos e invitó a la población a iniciar el año con nuevos proyectos y a “confiar en nuestra persona, en nuestra familia, nuestra comunidad y en nuestra nación” ya que ella considera que el 2022 será un año de dejar atrás la pandemia y de cosas buenas para el país.

AMLO continuo diciendo que la felicidad se encuentra en estar bien con uno mismo y con nuestra conciencia, “Sí existen los jueces que nos juzgan, pero el tribunal más importante es nuestra conciencia… nos va a ir muy bien, que viva la felicidad, sí, y que viva la fe en el porvenir”. Además de haber dicho que se sentía afortunado por tener una enorme familia a la cual quiere y por sentirse querido también.

Su mensaje se grabó en las instalaciones de Palacio Nacional, momentos antes de partir a la finca del presidente ubicada en Palenque, Chiapas, donde paso la celebración de fin de año con su familia.

“Les deseamos un feliz 2022, que estén con sus amigos, su familia, o sus seres queridos, los abracen, los besen, los disfruten y la pasen muy bien”. Añadió el presidente de la República.

AMLO retomará sus actividades públicas a a partir del lunes 3 de enero, una vez pasadas las fechas de celebración.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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