Esta intensa despedida ocurrió tras un encuentro de apenas 48 horas. El equipo de la ONG Proactiva Open Arms rescató a finales de la semana pasada a 236 personas en medio del Mediterráneo. «Como a tantos otros, las mafias lanzan a inmigrantes al mar sabiendo que no van a llegar a ningún sitio», comenta a Verne Laura Lanuza, portavoz de la organización española. Cuando suben a bordo de su barco humanitario, reciben atención médica y empatía por vez primera en mucho tiempo. El domingo, desembarcaban en Sicilia contentos por alcanzar su destino y, a la vez, llenos de incertidumbre.
«Llegaron despojados, abandonados, convertidos en mercancía y a bordo les ofrecimos dignidad y cuidados», relata el post que ha publicado este domingo Proactiva Open Arms en su perfil de Facebook y que se ha compartido cientos de veces. «Entre el equipo y los rescatados se establecen fuertes lazos de unión en muy poco tiempo. Ellos saben que les han salvado la vida, se sienten protegidos pero, al llegar a tierra, los miedos se les echan de nuevo encima», explica Lanuza a través del teléfono.
Lo que ocurre antes de este vídeo, frente a la costa de Sabratha (Libia), es muy similar a lo que la ONG catalana ha experimentado en su año y medio de existencia: «Ese día fue el de mayor número de rescates en el Mediterráneo en todo el invierno. Se simultanearon varios de ellos y nuestro barco se llenó de personas de Pakistán, Camerún, Nigeria… Entre ellas había 34 menores no acompañados, lo que es muy habitual».
¿Qué hay después de la despedida que se ve en esta grabación? Pasan a manos de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y a depender de los acuerdos bilaterales con sus respectivos países.»Muchos de ellos son deportados y, después de poner su vida en riesgo, regresan a la casilla de salida. Al menos intentamos que no mueran en el agua», contesta Proactiva Open Arms.
El equipo que está en la zona suele recibir una alerta o detecta por sí mismo una situación en la que se necesita un rescate, pero es la Guardia costera italiana la que organiza las operaciones. «En nuestro barco hay habilitado un hospital a bordo. Estas personas llegan con heridas de todo tipo, incluso de bala. Les curamos, les damos ropa y comida. Y se crea una intimidad en muy poco tiempo», nos cuenta Laura Lanuza.
La responsable de comunicación de la ONG describe el viaje como una trampa mortal: «Huyen del terrorismo y el hambre. Las mafias les suben a una barcaza. Como mucho, les dan un compás náutico. Les dicen que sigan la luz del fondo, que allí encontrarán Italia, cuando saben que en ese punto solo hay una plataforma petrolífera. El trayecto real, para una embarcación experimentada y completamente equipada, es de al menos tres días».
Proactiva Open Arms se creó en 2015 y, tras operar cerca de Lesbos, lleva un tiempo situada en el Mediterráneo Central. Del balance que hacen en este tiempo, destacan que solo agrupaciones como la suya, respaldadas por la sociedad civil, se encargan de salvar la vida de esas personas en altamar ante la inacción de las administraciones públicas. «La falta de recursos es deliberada, aunque no se escatima nada cuando se trata de proteger fronteras», comenta Lanuza.
Dos barcos humanitarios se encargan de cubrir esa zona, «equivalente al triángulo entre Barcelona, Zaragoza y Valencia». En su perfil de Facebook, la agrupación también ha anunciado que contará un nuevo barco para su misión humanitaria. Se trata de la donación de un remolcador que perteneció al Servicio de Salvamento Español.
Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.
Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.
En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.
Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.
Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.