Inicia la carrera por la rectoría. Con el regreso a clases de este lunes, también se abre formalmente la convocatoria para relevar a Enrique Seáñez al frente de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh). El Alma Máter tiene un presupuesto equiparable con el del Ayuntamiento de Chihuahua, muchos espacios, plazas, recursos, ventajas. Con la sequía que hay en muchos sectores políticos por la aplastante victoria corralista, muchos la ven como un refugio para los próximos 5 años de vacas flacas.
Ayer peregrinaron los 15 directores. Por ahí de las 2:00 se les vio llegar uno por uno a la rectoría para emitir la convocatoria y tratar de amarrar lo más posible la sucesión a sus intereses, tanto en la rectoría como en las direcciones que se renuevan. Serán 15 días de jaloneo y serán 63 consejeros universitarios quienes decidan.
No se sabe. El próximo rector podría ser uno de estos 15 directores, o bien uno de los que andan buscando el espacio por la vía independiente. Llama la atención que el aspirante Enrique Rascón se sumara al proyecto de Jesús Robles Villa, un perfil que busca venderse por su probada honestidad y experiencia en el ramo, aunque sin mucho grupo dentro de la universidad. Lo está construyendo.
Robles Villa podría ser el bueno. Cuenta con buena relación tanto con izquierdistas como panistas. Ha servido en varias administraciones azules, se lleva con los rojos y el sector educativo ya lo tiene más que recorrido. Su voz es la voz de la experiencia ¿será esto lo que la UACh prefiera, o le apostará a la juventud de otro? También hay que ver qué bendiciones traen los aspirantes. De ahí depende mucho.
Los requisitos para ser rector son claros: Los aspirantes deben haber dado clases al menos los últimos cinco años en la UACh, ser mexicanos por nacimiento y con no menos de 35 años de edad. También deben contar al menos con licenciatura, y se supone que gozar fama pública y no haber pisado la cárcel por delitos dolosos más de un año. Esto significa que no hace falta ser director.
La repartición quedó así: De los 33 diputados que integran el Congreso del Estado, 22 son electos por medio del voto directo y los once restantes llegan a las curules por representación proporcional y son postulados directamente por los partidos, quienes los acomodan como quieren.
Las plurinominales están calientes. Al PAN le tocan nada menos que 16 diputados electos en las urnas, de manera que ya no tiene forma de pedir espacios de representación proporcional y le faltaría un diputado para tener mayoría. No será difícil convencer a alguno.
Al PRI le fue fatal. Aun cuando tendría derecho a reclamar varias posiciones plurinominales, regaló todos sus votos a los partidos rémoras que nadan con el tricolor en las decisiones del Congreso. De esta manera, al PRI le tocan los seis que ganó por voto directo, pero ninguna plurinominal tampoco.
Los chiquipartidos salieron ganones. Gracias a los votos que el PRI les regaló el Verde Ecologista, el Partido del Trabajo y Nueva Alianza contarán con dos diputados cada uno. Lo curioso es que a estos partidos no los votan ni en su cuadra, no le aportaron nada a los candidados priístas a excepción del cada vez más tenso y desilusionado PANAL que medio movió a algunos profes. A Morena le fue bien, también quedó con dos diputados y sin pedir votos regalados a nadie.
Les tocó al menos uno. El PRD, Movimiento Ciudadano y Encuentro Social ocuparán un espacio cada uno. En el caso del sol azteca podríamos decir que es un milagro que no haya perdido el registro. Le apostaron a chuparle bastantes votos al PAN pero al final Jaime Beltrán del Río resultó un gallo flaquísimo, esquelético y lleno de corucos que no dio ni siquiera una batalla digna. No sirvió para el propósito de restarle apoyo a Corral y sólo hizo el ridículo.
Víctor Valencia busca colarse. Como primer anotado en las listas plurinominales, ya avisó que dará la batalla para que le respeten su lugar al impugnar la alianza del PRI con la chiquillada que fue una transa que le rindió excelentes resultados en los últimos años, pero que ahora se le volteó. Palacio está torpedeando con todo las aspiraciones del juarense, quien se ha abierto paso gracias a sus buenos oficios y resultados en el CEN del PRI.
Se acerca el cambio de mando. Los chihuahuenses ya cuentan las horas y los minutos para que el actual gobierno se vaya y entre el nuevo, cargado de buenas y altísimas expectativas. Demasiado altas dirían algunos, no tanto dirán otros que quieren ver en Corral el fin de todos los males públicos del estado. De esto no habrá nada. Los entrantes encontrarán un estado quebrado, desmantelado y en una delicada situación política y social. Habrá mucho cochinero por limpiar.
¿Cómo será la entrega-recepción? Esta es la pregunta que muchos se hacen, incluso con guasa. No hay un escenario en el que puedan imaginarse a Duarte y Corral estrechando sus manos y deseándose lo mejor. Todo apunta a que habrá representante para evitarle al ballezano un dolor de espalda tras el golpazo que se dio cuando se estrelló el helicóptero en el que viajaba en circunstancias poco claras a su rancho personal. Por cierto, ayer se cumplió un año de este accidente.
Duarte dio la cara. En una entrevista con el periodista Fernando del Collado, el todavía mandatario habló de los temas que lo involucran como el desmedido endeudamiento, las denuncias por enriquecimiento ilícito, la corrupción que se le atribuye. Básicamente dijo que Chihuahua no está endeudado, que la Unión de Crédito Progreso no existe, que no se robó ni un peso, que fue muy buen gobernador, que de ninguna manera pisará la cárcel y que todo es una estrategia política en su contra para desprestigiarlo. Casi casi un ángel bajado del cielo.
Pero lo traen en la mira. La Comisión Permanente del Congreso pidió a los gobiernos de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo que garanticen una transición apegada a los lineamientos del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), para evitar que pretendan blindarse antes de dejar el poder. Todo indica que a pesar de su fingido optimismo, el gobernador de Chihuahua acabará por ser llamado a rendir cuentas.
Lucha de lodo. En el jaloneo por buscas espacios y privilegios dentro del nuevo gobierno, se ha desatado una lucha interna entre muchos de los grupos que apoyaron (o que ahora dicen haber apoyado) el proyecto de Javier Corral. Son grupos con diferencias notables y ahora han empezado a darse hasta con la cubeta, en distintos escenarios y sectores.
Un ejemplo. Enrique Servín, un referente de la cultura y el indigenismo en Chihuahua fue puesto en la picota por un medio recién creado al parecer para dedicarse a la guerra sucia bajo la batuta de Carlos Ordoñez y Edeni Rodríguez. Quisieron ponerle un cuatro e inventarle un supuesto desfalco con una biblioteca indígena, pero de un modo tan burdo que les salió el tiro por la culata ya que el sector cultural de Chihuahua arropó a Servín casi con unanimidad. Lo que hace la ambición.