La búsqueda de más de 200 personas aún desaparecidas se ve obstaculizada por los daños en las infraestructuras, así como por las previstas lluvias y nevadas en la zona.
Tokio.- La cifra de fallecidos por el fuerte terremoto que golpeó el centro de Japón el pasado lunes se elevó hoy a 126, mientras sigue la búsqueda de más de 200 personas aún desaparecidas, unas tareas dificultadas por los destrozos en las infraestructuras y las lluvias y nevadas previstas en la zona.
El seísmo de magnitud 7,6 que sacudió la prefectura de Ishikawa (centro de Japón) causó amplios daños en carreteras y viviendas y otros edificios de la zona, donde se cree que continúan centenares de personas atrapadas o aisladas a la espera de la llegada de los servicios de rescate.
A los obstáculos para acceder a todas las zonas afectadas se suman las repetidas réplicas del terremoto, entre ellas una este mismo sábado de magnitud 5,3, que junto a las condiciones meteorológicas adversas están causando nuevos desplazamientos de tierra y anegando zonas afectadas.
Vista de los restos quemados de un mercado matutino tras un terremoto en Wajima, Prefectura de Ishikawa, Japón. Créditos: EFE/EPA/FRANCK ROBICHON
El balance de fallecidos ofrecido por las autoridades locales superó el centenar a primera hora de este sábado, y alcanzó los 126 en las últimas cifras hechas públicas a las 17:00 hora local, la mayoría de ellos en las localidades de Wajima y Suzu.
A ellos se suman 210 personas cuyo paradero se desconoce, y cuyas identidades se han hecho públicas para tratar de facilitar su localización. Otras 516 personas resultaron heridas de diversa consideración a causa del terremoto, según los datos anunciados por el Gobierno de la prefectura de Ishikawa.
Este mismo sábado, una avalancha de barro causada por el último temblor arrasó docenas de casas en la localidad de Anamizu, dejando al menos tres fallecidos y a otra decena de personas atrapadas, según las autoridades locales.
Oficiales de policía buscan personas desaparecidas en una casa derrumbada tras un terremoto en Wajima, Prefectura de Ishikawa, Japón, 06 de enero de 2024. Créditos: EFE/EPA/JIJI PRESS JAPAN OUT SÓLO PARA USO EDITORIAL/
Trascurridas ya más de las 72 horas consideradas clave desde la catástrofe del lunes para hallar a supervivientes, los servicios de rescate continúan la búsqueda entre los escombros de edificios derrumbadas y en zonas que quedaron sepultadas por corrimientos de tierra o inundadas por el tsunami desencadenado por el seísmo, que alcanzó los 4 metros en algunos puntos costeros.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, instó a todos los ministerios, organismos y autoridades locales implicadas en las tareas de rescate a «hacer todos los esfuerzos para tratar de salvar tantas vidas como sea posible», durante una reunión de coordinación de las operaciones de emergencia, según recogen los medios locales.
Debido a los daños en las infraestructuras, las autoridades también están teniendo grandes dificultades para transportar suministros como alimentos o agua potable a las aproximadamente 31.000 personas que continúan evacuadas en unos 357 centros de acogida.
Los trabajadores de rescate llevan a cabo una operación en una casa derrumbada tras un terremoto en Wajima, Prefectura de Ishikawa, Japón. Créditos: EFE/EPA/FRANCK ROBICHON
Algunos de estos centros no cuentan con agua corriente, al igual que 66.000 domicilios de la prefectura, mientras que 24.000 hogares continúan también sin suministro eléctrico.
El Gobierno de Ishikawa anunció que comenzará a construir el próximo viernes alojamientos temporales para los desplazados por el desastre natural, que se sitúa entre los más graves que han golpeado al país en las últimas décadas.
En concreto, este seísmo ya es el más mortífero en Japón desde el de 2011, un temblor de 9 grados que provocó un tsunami que dejó más de 20 mil muertos y provocó el desastre nuclear de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Protestas contra redadas migratorias se extienden por EU; Marines se preparan para desplegarse en Los Ángeles
Los Ángeles, California — La crisis migratoria en Estados Unidos escaló a niveles sin precedentes esta semana, con protestas masivas que se extendieron a más de una docena de ciudades y la inminente llegada de 700 Marines a Los Ángeles para reforzar las controvertidas redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Toque de queda y tensión en las calles
Las autoridades de Los Ángeles mantuvieron un toque de queda en el centro de la ciudad después de que manifestantes bloquearan calles y enfrentaran a la policía. Las protestas estallaron tras las redadas de ICE que detuvieron a decenas de trabajadores indocumentados, incluyendo operativos en fábricas y comercios.
En escenas caóticas captadas en video, empleados de una empacadora de carne se acostaron frente a vehículos de ICE para impedir el paso, mientras en otras ciudades como Seattle y Spokane (Washington) hubo incendios de contenedores y enfrentamientos con agentes.
Gobernadores demócratas en la mira
Tres gobernadores demócratas —de Illinois, Minnesota y Nueva York— comparecieron ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes para defender sus políticas de «ciudades santuario», que limitan la cooperación con las autoridades migratorias federales.
«California no será cómplice de políticas que atentan contra nuestras comunidades», declaró el gobernador Gavin Newsom, quien calificó el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por el presidente Donald Trump como una «toma ilegal».
Marines en camino
El Comando Norte de EU confirmó que los Marines movilizados completaron su entrenamiento y se desplegarán en Los Ángeles en las próximas 48 horas. Su misión: apoyar a los 2,000 efectivos de la Guardia Nacional que ya operan en la zona.
Mientras tanto, organizaciones como la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) emitieron alertas nacionales ante posibles nuevos operativos. «Esto es una cacería humana», denunció el congresista Jimmy Gómez (demócrata por California).
Protestas nacionales y el fantasma del sábado
Las manifestaciones coincidirán este sábado con el desfile militar por el 250 aniversario del Ejército estadounidense —que Trump vinculó a su cumpleaños— y las protestas «No Kings» programadas en 50 estados.
En Texas, el gobernador Greg Abbott desplegó a la Guardia Nacional estatal, advirtiendo que no tolerarán disturbios. Mientras, videos muestran a familias enteras marchando con banderas de México y EU, coreando: «¡El pueblo unido jamás será vencido!».
La batalla legal continúa: este jueves un tribunal federal escuchará argumentos sobre si el gobierno puede usar efectivos militares para aplicaciones migratorias, en lo que podría convertirse en un punto de inflexión constitucional.