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Autoridades embargan propiedad de Barrales por deuda millonaria

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Un juez ordenó el embargo de una propiedad perteneciente a la dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales y a dos familiares por una deuda de al menos 12 millones de pesos más intereses moratorios.

El Juzgado 14 de lo Civil resolvió el pasado 26 de diciembre que tanto Barrales, como su hermana María Laura y su madre, Esperanza Magdaleno, deberán pagar una deuda que contrajeron mediante tres pagarés firmados en mayo de 2015 con Antonio Abad García Martínez.

De acuerdo con una información de Reforma, los pagarés que firmó la dirigente del PRD y su familia, vencieron en mayo, junio y julio de 2016 y contemplaban pago de intereses moratorios de 120% anual.

Por su parte, el juez Guillermo Campos cosnideró que esta tasa de interés era notoriamente muy alta y la dejó en 43.8% anual, lo que implica que la perredista tiene una deuda total de más de 16 millones de pesos.

El juez también suprimió los nombres de todas las partes y el monto involucrado en la versión pública de la sentencia, pero la lista de notificaciones del Juzgado y el Sistema de Seguimiento de Expedientes del Consejo de la Judicatura Federal indican tanto los nombres como la cantidad de 12 millones de pesos, que en mayo de 2015 equivalían a 770 mil dólares.

Ante esta situación la perredista su familia fueron requeridas de pago, emplazadas y embargadas el pasado 7 de septiembre de 2016, sin embargo, no contestaron la demanda, no comparecieron ni apelaron la sentencia, la cual se convirtió en ejecutoria el 10 de enero.

Debido a esta situación el demandante solicitó al juez ordenar el remate del inmueble embargado desde el 7 de septiembre, a Barrales.

Los datos de este inmueble no son públicos, aunque previamente estuvo embargado por otra demanda contra Barrales, presentada en 2006 por Norma Gómez del Olmo.

Publimetro

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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