El dentista estadunidense que causó indignación mundial por matar a un querido león de Zimbabue regresó a su clínica en Minneapolis el martes, semanas después de permanecer lejos del público.
Walter Palmer entró a la clínica en Bloomington alrededor de las 7 de la mañana sin decir una sola palabra a los medios de comunicación reunidos afuera.
Al salir de su vehículo, un colaborador lo alcanzó en la acera, lo tomó del brazo e hizo a un lado a una multitud de reporteros que trataron apresuradamente de acercarse al dentista al llegar a la puerta.
La policía acordonó el área alrededor de la clínica y trabajaban para minimizar una posible congestión vehicular en caso de que surgiera una protesta grande.
Los empleados también escoltaban a los pacientes hasta adentro.
Pero sólo un puñado de manifestantes estaba presente cuando amanecía.
Cathy Pierce, quien vestía una camiseta con la foto del león Cecil, gritó «extraditen a Palmer» cuando el dentista ingresó a la clínica Bloomington.
Ya pasó un mes desde que las autoridades en Zimbabue anunciaron que la policía procesaría el papeleo para extraditar a Palmer por participar en la cacería. Sin embargo hasta el lunes no había nuevos hechos en el proceso, informó un portavoz de la policía en Harare, la capital zimbabuense.
Un abogado que representa a Palmer dijo que desde hace semanas puso al dentista a disposición del Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos para hablar del caso, pero no ha recibido respuesta.
Stephanie Michaelis, una mujer que vive cerca de la clínica, llegó para discutir con los manifestantes y les pidió que dejen en paz a Palmer. Dijo que la respuesta a la muerte de Cecil era exagerada y que la gente debería estar más preocupada sobre los abortos y las amenazas a la vida humana.
En una entrevista que dio el domingo, Palmer cuestionó algunos aspectos de la cacería y reiteró que creyó estar actuando legalmente. También aseguró que se impactó al saber que había matado a uno de los animales más atesorados de Zimbabue.
Cecil vivía en el vasto Parque Nacional Hwange y tenía un collar con localizador GPS, por ser parte de una investigación de la Universidad Oxford.