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Opinión

Bajo la influencia. Por Itali Heide

Itali Heide

Antes, las celebridades eran sólo eso: personas famosas cuya mera presencia emocionaba cualquier espacio que ocuparan. La gente quería autógrafos, fotos y conversar con quienes habían visto en el periódico, en las revistas y en la televisión. Con el auge de las redes sociales surgió una nueva forma de conectar con los famosos, y ahora todas las celebridades están a un clic de distancia para relacionarse con sus fans.

Hoy en día, los famosos se han ramificado en nuevas formas de influir. Ya sea en la política, patrocinios o la justicia social, la voz de quienes tienen millones de seguidores suele influir en la forma de pensar, hablar y actuar de la gente. Dicen que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero esto parece ser un concepto perdido en una sociedad que creerá cualquier cosa mientras lo diga una cara conocida. ¿Deberían los famosos mantenerse al margen de la política, dejar de publicitar el consumismo y alejarse del activismo? Quizá no del todo, pero hay límites que deberían ponerse para protegerlos a ellos y a la gente que los sigue ciegamente.

Con el crecimiento de las redes sociales, nació una palabra todopoderosa que engloba a quienes hacen su vida virtual para el mundo: influencer. En los últimos años, se ha visto un aumento notable de personajes que han adquirido fama gracias a las redes sociales, mostrando su vida sin esfuerzo y con un presupuesto ilimitado, todo envuelto en la imagen de una vida perfecta. Gracias a la curiosidad intrínsecamente humana, la cultura del influencer ha despegado.

Queda en el olvido el hecho de que los influencers son seres humanos, imperfectos y en el peor de los casos, problemáticos. Como ejemplo, la ciudad de Monterrey eligió a su nuevo gobernador Samuel García, una figura pública que utiliza su fama y la de su esposa, la influencer Mariana Rodríguez, para ganar el puesto en las alturas de la política regia. Samuel no está exento de culpa, como tampoco lo está Mariana: ambos han sido criticados por llevar una vida que gira en torno a los patrocinios, el consumo masivo y el activismo político, todo ello mientras cometen errores que nos permiten conocer su realidad. No son perfectos, y las imperfecciones que tienen apuntan a una sociedad podrida que tolera la misoginia y el gasto poco ético.

La cultura del influencer es una parte omnipresente en la vida cotidiana de todas las personas que tienen acceso a un celular e internet. La influencia es constante, ya sea por un anuncio de Facebook, una celebridad usando alguna marca o un político haciendo oír su voz. No todos los influencers son intrínsecamente malos, y muchos son expertos en marketing, creación de contenido y buscan tener un impacto positivo en el mundo. Se vuelve peligroso cuando son problemáticos o inauténticos. Debemos ser cuidadosos al decidir qué personas, qué ideas y qué productos formarán parte de nuestra psique virtual. Cada persona cuenta con el control de lo que ve, y también tiene el poder de eliminar a quienes no están mejorando al mundo con su influencia.

Opinión

Diplomacia. Por Raúl Saucedo

Estirar la liga

En un mundo interconectado y globalizado, la diplomacia como máxima de la política entre las naciones se erige como un pilar fundamental para el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la cooperación. La importancia de la diplomacia radica en su capacidad para resolver conflictos, fomentar el diálogo y promover el entendimiento mutuo en un escenario internacional cada vez más complejo y diverso.

La diplomacia, en su esencia, consiste en el arte de la negociación y el manejo de las relaciones internacionales entre los países. A través del diálogo y la negociación, los diplomáticos buscan alcanzar acuerdos y soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. En un mundo marcado por la interdependencia y la multiplicidad de actores internacionales, la diplomacia se convierte en una herramienta indispensable para abordar los desafíos globales, como el cambio climático, las guerras, la migración y la inequidad de la riqueza.

Conforme a lo antes expuesto querido lector usted habrá de traer a su pensamiento lo recientes sucesos en el país de Ecuador, donde la diplomacia (si es que existió) fracaso a tal modo dejó como estela imágenes de la irrupción de las fuerzas del orden ecuatorianas en la sede diplomática de México en aquel país Sudamericano.

Pero que es lo que esconde este “asalto” y falta grave a la diplomacia internacional, permítame tratar de resumirlo, antes de ello pongo a referencia para su consulta una columna que escribí en el pasado mes de enero donde hablo precisamente del perfil del presidente de ecuador Daniel Noboa (1).

Vayamos pues. La interrupción a una sede diplomática no es una acción tomada a la ligera, sino que implica la participación de fuerzas armadas, empresarios, partidos políticos y miembros del gobierno, y se planifica cuidadosamente considerando sus repercusiones. En el caso del asalto a la embajada de México en Quito por parte de la policía ecuatoriana, se sugiere que esta acción fue plenamente planificada, lo que lleva a cuestionar la verdadera autoridad del presidente ecuatoriano sugiriendo que su padre, el empresario Álvaro Noboa (Perdedor de 5 contiendas presidenciales), ejerce el poder en la sombra. Aunque la crisis diplomática resultante pueda revertirse a corto plazo, Ecuador logra momentáneamente su objetivo de impedir la salida al exilio del ex vicepresidente Jorge Glas Espinel.

Jorge Glas Espinel quien es el epicentro de la disputa diplomática fue vicepresidente de dicho país durante 2 periodos (Rafael Correa y Lenin Moreno), durante ese periodo Glas fue condenado a 8 años de cárcel por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebretch, en un caso que abarca diferentes gobiernos de toda América Latina,  entre ellos México.

Jorge Glas Espinel. Salió del gobierno de Lenin Moreno y se entregó a las autoridades para cumplir su condena, pero por medio de los recursos jurídicos pudo obtener la libertad condicional a la mitad de su condena. Los procesos en su contra se mantuvieron y a finales de 2023, ya durante el gobierno de Daniel Noboa, lo citaron para que diera explicaciones

sobre el manejo de fondos sobre el terremoto que había ocurrido en la provincia de Manabí, (7 años antes).

Glas entonces buscó refugio diplomático en la embajada de México. Durante estos meses, las acciones judiciales para que el gobierno de México lo entregara no tuvieron éxito, acogiéndose nuestro país a la figura de “huésped” misma que no existe en el derecho internacional, no fue sino hasta las declaraciones del ejecutivo federal sobre el pasado proceso ecuatoriano donde empezó la tensión entre las naciones, declarando la no gratitud de la presencia de la embajadora de México en Ecuador y la declaración del asilo político de Glas misma que quizá fue tardía y sobre reaccionada ya con el conflicto encima.

Todo lo anterior expuesto desencadenó que la madrugada de este sábado un grupo de uniformados entró por la fuerza y en forma irregular a la sede diplomática y se llevó por la fuerza al dos veces vicepresidente Glas.

A la fecha México ha sido arropado por diferentes naciones y organizaciones internacionales referente a los sucesos, esto no puede marcar una directriz referente al futuro de las naciones, la respuesta tiene que ser enérgica y contundente.

Mientras los juristas y jugadores de padel definen como territorio mexicano la Embajada, yo apelo solamente a la condición de extraterritorialidad en el espacio de las casonas. Mientras tanto hago votos para que la situación se resarza silbando y cantando aquella del maestro Joaquín Sabina…. “De Sobra sabes que eres la primera.”

(1) https://segundoasegundo.com/el-milenial-por-raul-saucedo/

@Raul_Saucedo rsaucedo@uach.mx

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