Tanto los jóvenes como los adultos suelen tener un ciclo normal de sueño que oscila entre las 7 y las 9 horas. Con el pasar de los años, los mayores duermen menos horas o bien sufren de insomnio. Sin embargo, es preciso tener en cuenta la importancia de un buen descanso para mantenerse saludable y alerta durante el día y poder realizar nuestras actividades con energía.
Existen dos tipos de sueño. En la fase REM se produce un movimiento ocular rápido. Este es el momento en que usted sueña, mientras que en la fase no REM es cuando usted logra un descanso más profundo. A medida que las personas envejecen, el sueño profundo tiene menor duración. Por lo tanto, se vuelve más liviano y usted está más alerta a los estímulos externos.
Causas
A partir de los 60 años, las personas son más proclives a padecer de insomnio. Se pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño y mantener el buen dormir. Las causas pueden deberse al entusiasmo que le provoca un evento futuro, al efecto secundario de algún medicamento que consume, o bien indicar una enfermedad o trastorno emocional.
La apnea (pausas en la respiración durante el sueño) es un trastorno que suele ocasionar graves problemas de salud y debe ser tratada por profesionales de la salud. Asimismo, es aconsejable consultar a su médico si siente hormigueo o puntadas en sus piernas pues es síntoma del síndrome de piernas inquietas. Además, hay algunas patologías como el Alzheimer que producen trastornos en el sueño.
Manifestaciones y consecuencias
Si usted se despierta varias veces por la noche o nota que dormir le demanda demasiado tiempo, puede que padezca de insomnio. A veces, a pesar de haber madrugado, es posible que no logre apoyar la cabeza en la almohada y dormir. Otros signos incluyen somnolencia a lo largo del día o cansancio al despertar por las mañanas. Como consecuencia se pueden experimentar irritación, olvidos, depresión y mayor propensión a sufrir caídas o accidentes.
Recomendaciones
Para asegurarse un buen descanso es importante tener un horario fijo, para adaptar al organismo a los ciclos de descanso y vigilia. La actividad física por la mañana o la tarde, el aire fresco y algo de sol son excelentes remedios naturales. Lo mismo si usted tiene unarutina antes de dormir (leer, tomar un baño). Evite tanto las siestas a última hora de la tarde como las cenas abundantes. Asegúrese de que su cama sea cómoda y su habitación sea templada y silenciosa.
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