Unos minutos después de escuchar desde su casa los disparos que abatían al conductor del camión, Joy Ruez oyó ruidos en su portal. Esta francesa de 29 años vive a tan solo 150 metros de la Proménade des Anglais de Niza, el lugar en el que miles de personas celebraban la fiesta nacional francesa y donde ocurrió el atentado que ha dejado al menos 84 muertos. Ruez abrió la puerta de casa y encontró a algunas personas que se estaban refugiando del ataque. Entre ellos, una pareja con un niño en brazos que habían encontrado mientras escapaban.
Ruez cuenta a Verne en una conversación a través de mensajes privados que entraron a su casa y a partir de ese momento la principal preocupación de todos ellos fue encontrar a la familia de ese niño. «Queríamos que el bebé encontrara a sus padres. Y sobre todo esperábamos que estuvieran vivos». Llamaron a la Policía y al Samur pero no acudieron, probablemente porque solo habían pasado unos minutos desde el atentado. «Solo se me ocurrió subir unas fotografías suyas a Facebook para ver si alguien lo reconocía». No podían salir de casa. Así que publicó estas dos imágenes con el siguiente mensaje: «Si alguien reconoce a este bebé o conoce a sus padres o alguien cercano, por favor que se manifieste… ¡Gracias por difundir!».
Sus contactos, en los comentarios, le indicaron que una persona estaba buscando al bebé en otra publicación de Facebook. Efectivamente, aproximadamente una hora antes, la tía del niño había hecho una llamada a través de la red social buscando al pequeño, que se había expandido rápidamente gracias a otras personas que lo habían compartido. Aunque la publicación ya está actualizada tras el hallazgo, el mensaje original decía: «¡Buscamos! Hemos perdido un bebé de 8 meses amigos de Niza. Si lo habéis visto o lo tenéis, por favor, contactadme a este número!!!». La publicación se ha compartido más de 22.000 veces.
Joy Ruez les escribió y les envió las fotos del niño. Dice que al comienzo tuvo dudas de entregarle el bebé a unos desconocidos y que, para asegurarse de que eran su familia, les pidió el teléfono de la madre. Pero ella no contestó. Los padres se encuentran en el hospital junto a sus otros dos hijos, que están heridos. «Pero cuando vimos al abuelo llorar de alegría al verlo, no tuvimos dudas de que era su familia. Estaban muy emocionados. Todos lo estábamos». La joven desconoce cómo se encuentra el resto de la familia. «Creo que bien, pero no lo sé, aún no he podido hablar con la madre», explica.
Es consciente de que esta es una historia de alegría dentro de una jornada negra. «Lo único que puedo decir es que vivimos una noche de angustia y de miedo como nunca habíamos pensado vivir aquí, en Niza», explica.
Este viernes, doce horas después de la catástrofe, Ruez sigue sin creerse muy bien todo lo que pasó la noche anterior. «No hicimos nada especial, era lo que todo el mundo debería hacer. Fue un alivio encontrar a la familia». Y se da cuenta de que no llegó a preguntar el nombre del bebé.
El País