Un demócrata especializado en ideologías de izquierda latinoamericanas y que se define como «la opción progresista» por sus políticas liberales ocupará la alcaldía de Nueva York después de los 12 años de mandato de Michael Bloomberg.
Bill de Blasio, nacido en Manhattan y criado en Massachusetts, fue elegido por 40% de los votos, según una proyección de CNN, como alcalde de la ciudad.
Después de colaborar con una organización internacional de izquierda de Nueva York, De Blasio viajó a los 26 años a Nicaragua para entregar ayuda al gobierno sandinista nicaragüense, como reportó el New York Times en un artículo en profundidad de septiembre de 2013. En esa época, el gobierno de Daniel Ortega afrontaba a la Contra, la guerrilla derechista apoyada de forma ilegal por la administración del entonces presidente republicano Ronald Reagan.
A su regreso, De Blasio mantuvo su apoyo al grupo por un tiempo hasta que se fue desvinculando progresivamente por la forma en la que el gobierno sandinista trataba a la oposición y a la prensa. De Blasio viajó de nuevo a Latinoamérica al contraer matrimonio. Pasó parte de su luna de miel en Cuba, violando la prohibición de viajar al país caribeño, entonces vigente en Estados Unidos. El reporte del diario estadounidense habla de la fascinación que sentía por los discursos de Franklin D. Roosevelt, Carlos Marx y Bob Marley.
Contra la desigualdad
El demócrata de 52 años centró su campaña, La opción progresista, en la desigualdad económica y la falta de oportunidades. De Blasio pretende dar voz al 46% de la población de clase baja, a los 50.000 que residen en refugios temporales y a los millones que viven en los cinturones de pobreza de la ciudad, al margen de las zonas de seguridad económica.
El demócrata tuvo presente en su campaña las nuevas tendencias sociales de la ciudad, con alusiones al “cuento de dos ciudades”, “las desigualdad de ingresos” y “a la parálisis política”, cita la revista New York Magazine, que subraya el hartazgo social ante los discursos de «un cansado Bloomberg».
De Blasio inició su carrera política a los 28 años, cuando trabajó en la administración del último alcalde demócrata de la ciudad, David Dinkins (1990-93). En 1997, dirigió la oficina regional del Departamento de Vivienda en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, durante el mandato de Bill Clinton.
Ganó reconocimiento a partir de 2000, cuando se encargó de la campaña de Hillary Clinton para senadora. Entre 2001 y 2009, fue concejal por el distrito de Brooklyn, donde sigue residiendo.
El demócrata criticó políticas del actual alcalde, Michael Blooomberg, como el cierre de escuelas y hospitales públicos bajo el argumento de falta de presupuesto. De Blasio defiende el impulso de las minorías y los grupos vulnerables, para que esa gente no espere que «la prosperidad nos llegue desde arriba”, en alusión a las élites económicas. “No podemos resignarnos a que la desigualdad es un resultado necesario del éxito urbano”, dijo en un mitin en Manhattan en octubre. Un artículo del New York Times del analista político Thomas Byrne Edsall define su estrategia como el nuevo populismo urbano.
Un pasado migratorio
La política de De Blasio está inspirada por la inmigración y el mestizaje, una constante en su vida. Sus abuelos emigraron desde el sur de Italia a Nueva York. Su madre, Maria de Blasio, ya nació en EU y se casó con Warren Wilhelm, un oficial del Ejército de ascendencia alemana. De Blasio está casado con Chirlane McCray, una activista y poeta negra, y es padre de dos hijos.
El vínculo de De Blasio con la comunidad inmigrante italiana le animó a elegir el apellido de su madre. Además de italiano, el político habla un poco de español, cultivado en sus viajes a Latinoamérica y en su apoyo con los hispanos. «Necesito la ayuda de todos ustedes este martes», dijo en español en un encuentro con los principales líderes hispanos de la ciudad el 3 de noviembre. La comunidad latina conforma el 30% de los 9,2 millones de habitantes de Nueva York. «En mi campaña, no he visto a nadie «más apasionado por el cambio» de políticas municipales «que en los vecindarios latinos», añadió en el evento, según reportó EFE.
Entre sus propuestas para los inmigrantes indocumentados residentes en la ciudad estadounidense, destacan: entregar un documento de identidad municipal para abrir cuentas bancarias y firmar contratos de alquiler, otorgar licencias de conducir, limitar las detenciones por delitos migratorios menores y mejorar los programas educativos para los inmigrantes que no hablan inglés.
El contendiente del partido republicano, Joe Lhota, contaba con el 24% de la intención de voto para este martes.
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