La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) informó que 12 de sus trabajadores y siete pacientes fallecieron en el bombardeo que tuvo lugar hoy en el hospital que tiene en la localidad afgana de Kunduz, al norte del país, posiblemente blanco de la aviación estadunidense.
Según el balance de MSF, todavía provisional y comunicado a través de la red social Twitter, doce de los muertos son trabajadores de la ONG y siete pacientes, tres de ellos niños.
Además, 37 personas se encuentran heridas de gravedad, la mayor parte de las cuales fueron trasladadas al centro de Puli Khumri, situado a dos horas de ruta de Kunduz.
Diecinueve de los heridos son miembros de MSF y cinco de ellos se encuentran en estado crítico, mientras que 16 son pacientes que estaban siendo tratados en el hospital.
El hospital, el único con servicios de traumatología y cirugía en toda la región y en el que trabajaban 80 miembros de MSF, atendía a un centenar de pacientes en el momento del bombardeo que dejó «parcialmente destruido» el recinto, según la ONG.
MSF considera el bombardeo a su hospital como «una violación de las leyes humanitarias internacionales» y pide que la coalición internacional tenga «total transparencia» en la investigación del mismo.
El bombardeo continuó durante más de 30 minutos después de que las autoridades militares estadounidenses y afganas fueran informadas en Kabul y Washington», denunció MSF, que aclaró que todas las partes en conflicto conocían sus coordenadas exactas.
Las imágenes difundidas tras el ataque, en el que también murieron diez terroristas, mostraban parte del austero centro sanitario de planta baja calcinado por las llamas, mientras los supervivientes se amontonaban en las zonas que no habían sido dañadas.
EU PROMETE INVESTIGACIÓN
El portavoz de las tropas estadunidenses en Afganistán, el coronel Brian Tribus, evitó reconocer abiertamente la autoría del ataque, al señalar tan solo que un bombardeo de Estados Unidos en Kunduz podía «haber producido daño colateral a una instalación médica cercana».
Sin embargo el Gobierno afgano, a través de su Ministerio de Salud, confirmó horas después de manera rotunda que el hospital de MSF había quedado «destruido casi en su totalidad por el fuego generado tras el bombardeo de Estados Unidos».
Por su parte, el jefe del Pentágono, Ashton Carter, dijo no poder confirmar los detalles del suceso, pero indicó que se llevará a cabo «una investigación completa» en colaboración con las autoridades afganas para averiguarlo.
La zona ha sido escenario de intensos combates de los últimos días. Las fuerzas estadounidenses en apoyo de las Fuerzas de Seguridad afganas estaban operando cerca, al igual que los combatientes talibanes», añadió el jefe del Pentágono.
Aunque todavía estamos tratando de determinar exactamente lo que pasó, quiero expresar mis pensamientos y oraciones a todos los afectados», dijo Carter, quien agregó que Estados Unidos continuará trabajando con sus socios afganos para poner fin a la violencia que vive Kunduz.
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, condenó «el crimen», y negó por su parte que en el momento del ataque hubiera insurgentes en el centro sanitario, «ya que la situación de conflicto no permite (a sus) guerreros ser hospitalizados en él».
Mujahid acusó a la agencia de inteligencia afgana de haber proporcionado información falsa a Estados Unidos para bombardear el hospital en Kunduz, lo que provocó que «médicos, enfermeras y pacientes fueran martirizados y heridos», criticó.
Fuente Excélsior