Más de 40 personas murieron en un bombardeo de la fuerza aérea estadounidense llevado a cabo hoy viernes contra posiciones de la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico en la ciudad de Sabratah, al oeste de Trípoli, informaron fuentes de seguridad.
El ataque tuvo lugar a la 01.30 GMT contra un inmueble situado en barrio de Qasr Talil, en el extrarradio de la ciudad, y todas las víctimas son extranjeras, en su mayoría tunecinas, indicaron.
Las imágenes de televisión difundidas por la prensa local mostraron un edificio reducido a escombros y una cantidad importante de armas ligeras entre los cascotes, algo que no es de extrañar ya que en Libia cada familia tiene armas en casa.
El diario «The New York Times», que citó fuentes anónimas de seguridad occidentales, afirmó que el objetivo era un conocido yihadista tunecino que se había trasladado a Libia tras combatir con el EI en Siria e Irak.
Responsables del Pentágono afirmaron, por su parte, que aún se evalúan las consecuencias de la operación, lanzada tres días después de que el presidente estadounidense, Barack Obama, asegurara que su país trabaja con sus socios de la coalición «para garantizar que si existe una oportunidad de impedir que el ISIS arraigue en Libia, la aprovecharemos».
Fuentes de Seguridad locales indicaron a Efe, por su parte, que el objetivo sería un hombre conocido como Nuredine Chouchane y que en la actualidad se está tratando de confirmar si murió en la operación.
Éste es el segundo bombardeo de Estados Unidos sobre Libia desde que el pasado verano los gobiernos rivales de Trípoli y Tobruk iniciaran un diálogo bajo la tutela de la ONU para tratar de poner fin a la división y llenar el vacío de poder que amenaza el país.
El 16 junio de 2015, aviones de combate norteamericanos atacaron un edificio en la ciudad oriental de Derna, vecina a la frontera con Egipto, en un intento por acabar con el argelino Mujtar bel Mujtar, líder de la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y uno de los yihadistas más buscados del mundo.
Pese a que el argelino, apodado «el tuerto», no fue alcanzado, la operación fue considerada un éxito ya que en ella murió Seif Alá Ben Hasine, uno de los líderes del grupo radical tunecino «Ansar al Sharia», vinculado al EI.
El ataque se produce, además, entre insistentes noticias sobre la posibilidad de una nueva intervención militar extranjera -a la que se oponen los países vecinos-, similar a la que 2011 contribuyó al derrocamiento de la dictadura de Muamar al Gadafi.
La eventual intervención preocupa en particular a Túnez, país que junto a Francia es el principal exportador de voluntarios al EI con cerca de 5.000 yihadistas emigrados a Siria e Irak, según cifras oficiales.
Gran parte de los que han regresado a Túnez han viajado después a Libia, donde han contribuido a desarrollar la rama del EI en este país.
«Esos tunecinos tienen familia, lo que hace que haya una amplia base de apoyo (yihadista) en el país. Que avancen hacia la frontera es una mala noticia. Como también los bombardeos, que podrían hacer que los terroristas buscaran refugio en su casa», explica a Efe una fuente de seguridad tunecina que prefiere no ser identificada.
El gobierno tunecino -junto al argelino- está inquieto, además, por la división militar en Libia, donde hay tres grandes fuerzas, una en Trípoli, otra en Tobruk y la milicia al mando de Ibrahim Jibran, encargada de defender las instalaciones petroleras, que se combaten entre sí y luchan contra los yihadistas sin coordinación.
Esta situación ha sido aprovechada por los extremistas, que en el último año han consolidado posiciones en Derna, su principal base, y ampliado el territorio bajo su control, que ahora incluye barrios en Bengasi y la ciudad de Sirte, su bastión más importante en la costa del Mediterráneo.
A principios de enero lanzaron, asimismo, una ofensiva contra los importantes puertos petroleros de Sidrá y Ras Lanuf, que a duras penas fue repelida por la milicia privada que los defiende y han abierto campos en la zona de Sabratah.
Esta localidad, que acoge uno de los conjuntos monumentales romanos más impresionantes del Mediterráneo se ha convertido en la primera etapa de los yihadistas que llegan a Libia desde todo el Sahel a través de la porosa frontera con Túnez.
Hace unos meses, supuestos yihadistas asaltaron allí un convoy del embajador de Serbia -que pudo huir a Túnez- y secuestraron a dos diplomáticos.