El primer ministro británico, Boris Johnson, condenó este domingo unos insultos antisemitas que unos desconocidos gritaron desde un vehículo en Londres, captados en un un vídeo que ha circulado por las redes sociales.
La Policía informó de que el coche que aparece en la filmación ha sido identificado y que trata de localizar a sus ocupantes.
En las imágenes, al parecer tomadas en el barrio de St John’s Wood, en el norte de Londres, donde vive una importante comunidad judía, se puede ver a varios coches con la bandera palestina mientras un hombre pega gritos antisemitas desde un megáfono.
Johnson condenó este incidente desde su cuenta de Twitter al afirmar que “no hay lugar para el antisemitismo en nuestra sociedad”, y agregó que “los judíos británicos no deberían tener que soportar este tipo de racismo vergonzoso que hemos visto hoy”.
Por su parte, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, en la oposición, calificó el incidente de “totalmente repugnante” y resaltó que “el antisemitismo y el odio no tienen lugar en nuestras calles o en nuestra sociedad. Debe haber consecuencias”.
La persona que tomó las imágenes, que pidió mantener el anonimato, admitió a la BBC que sintió miedo de que algo así pueda pasar en el Reino Unido.
Miles de personas marcharon ayer en Londres en solidaridad con los palestinos y en protesta contra los ataques israelíes en Gaza.
Un niño ondea la bandera palestina durante una manifestación pro palestina este sábado en Londres. (REUTERS/Henry Nicholls)
La manifestación fue organizada por la Campaña de Solidaridad con Palestina, Amigos de Al-Aqsa, el Foro Palestino en el Reino Unido, la Coalición Paren la Guerra, la campaña para el Desarme Nuclear y la Asociación británica Musulmana.
Con pancartas y banderas palestinas, los manifestantes se congregaron en Hyde Park, desde donde marcharon hacia la embajada de Israel, en el barrio londinense de Kensington, para pedir el fin de la violencia entre israelíes y las milicias palestinas.
Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.
Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.
En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.
Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.
Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.