Entre 2015 y 2020, mil 962 niñas de hasta 17 años han sido asesinadas en México. Más de 700 de estos crímenes –cuatro de cada diez– ocurrieron en las calles y carreteras y 558 niñas murieron en sus propias viviendas, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI).
El mero hecho de tener entre 15 y 17 años, ser mujer y vivir en México supone un 36% de probabilidades de ser víctima de feminicidio, ha explicado el director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez.
De media, son asesinadas 27 niñas al mes, aunque las niñas de entre 0 y 2 años y las menores de entre 13 y 17 son las más vulnerables y cuanto más pequeñas son las víctimas, la mecánica de muerte es más cruel.
En 2015 fueron asesinadas 285 mujeres y en 2018 fue el pico más alto: 367 homicidios. Los datos de los últimos dos años muestran una ligera caída, pero los especialistas aseguran que las perspectivas no son buenas.
Este incremento en la violencia tiene tres elementos que lo caracterizan: la guerra que se vive en México desde hace más de 15 años, la resistencia cultural que existe para reconocer a las niñas y, uno de los más relevantes, el mensaje político que se ha dado desde el poder de que el tema no interesa, asegura Martín.
«Es central asumir que tanto las autoridades sigan siendo cómplices machistas esto no va a cambiar», ha remachado. «A la violencia se le tiene que añadir la total impunidad que existe», ha añadido Martín.
El Estado de México está considerado como el escenario más peligroso del país. Allí corre el mismo riesgo una adolescente de 17 años que una bebé de meses, según el análisis de los datos oficiales.
En febrero de 2018, Redim se reunió con el Gobierno mexicano y firmó nueve compromisos a favor de las niñas y los niños del país, «pero hasta ahora ha hecho todo lo contrario», ha denunciado Martín.