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Opinión

Cambiando con el mundo. Por Itali Heide

Itali Heide 

Parece que hoy en día lo que se hace por defecto por no estar de acuerdo es odiarse. Ya sea que las diferencias sean políticas, ideológicas, culturales, religiosas o simplemente diferencias de opinión, parece haber una norma rígida en blanco y negro cuando se trata de cómo nos vemos unos a otros.

Personalmente lo entiendo y también soy culpable de ello. Lo que me parece obvio pasa por encima de los que comparten una experiencia diferente a la mía. No puedo entender a la gente que no está de acuerdo con la autonomía corporal, la aceptación de la comunidad LGBTQ+, los problemas sociales sistémicos muy reales que dan paso al clasismo y al racismo, y la necesidad de una visión modernizada del mundo. En el lado opuesto, los que se oponen a lo que creo a menudo no pueden entender el porqué se acepten estas cosas. Nada me hará cambiar de opinión, y nada hará cambiar la suya.

¿Por qué es tan difícil ponerse de acuerdo en estas cosas? Yo diría que es porque no hay un solo mundo en el que todos vivamos. La forma en que crecemos afecta a la manera en que vemos muchas cosas, y a menudo es más fácil mantener las ideas que nos enseñaron en lugar de desafiarlas. La cultura en la que crecemos determina nuestro proceso de pensamiento, nuestras opiniones sociales y nuestra visión del mundo. Las lenguas que hablamos esculpen la percepción del mundo que nos rodea. El viaje espiritual que seguimos moldea nuestra ideología en la forma en que queremos vivir y trascender. Hay mucho más que decir, pero todas estas variables nos llevan a una conclusión: no vivimos en un solo mundo, sino que cada quien vive en el suyo.

Antes no era tan fácil encontrar un lugar en el mundo especialmente para ti. Antes de que Internet y las redes sociales crearan una realidad alternativa en la que pudiéramos explorar más allá de lo que habíamos conocido antes, sólo había unos pocos caminos que tomar cuando se trataba de individualidad y comunidades afines.

Para acceder a un estilo de vida más izquierdista, había que buscar una comuna en la que vivir, mientras que hoy en día basta con aterrizar en el algoritmo adecuado. Los racistas radicales solían estar confinados en reuniones secretas a medianoche y en túnicas blancas, mientras que ahora se les puede encontrar tecleando en cualquier foro de Internet. A la comunidad gay le aterrorizaba darse a conocer y a menudo no encontraba a nadie a quien confiar sus secretos, mientras que ahora puede encontrar refugio en la comunidad online de figuras solidarias. Las madres solteras se encontraban solas en un mundo de familias moldeadas, mientras que hoy hay toda una comunidad que las anima.

Es difícil decir cuánto bien ha hecho la comunidad online de individuos eternamente diferenciados, pero está claro que ha dado paso a un mundo más aceptante; en el lado malo, también ha dado paso a espacios que hacen lo contrario. Espacios en los que se vomita el odio, prosperan las mentes pequeñas, se fomenta el miedo y se genera violencia.

Muchos parecen pensar que aceptando que las diferencias siempre han existido y siempre existirán, tendrán que renunciar a su propia forma de vida. Creen que esas diferencias son un ataque directo a sus propias ideologías, sus familias, sus vidas y sus opiniones. Aunque puede dar miedo tener que cambiar la forma en que el mundo ha visto el espectro de la diversidad humana, no debería ser una razón para temer el cambio. Al contrario, es una oportunidad para reforzar sus propias creencias, ya que deben aprender a enfrentarse y cuestionar lo que creen.

Cuestionar las creencias es para lo que estamos aquí. Si nos vamos de la vida creyendo las mismas cosas que nos enseñaron desde el momento de nuestro nacimiento, ¿valió la pena vivir? El crecimiento y el cambio son inevitables, y no nos hacemos ningún favor tratando de evitarlos.

Entonces, ¿es posible estar en desacuerdo sin odiarse? Sí, pero requiere una decisión consciente de aceptar la diferencia. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero es necesario para vivir en el mundo que merecemos. Al fin y al cabo, todo el mundo merece vivir la vida que quiere, sin necesidad de conformarse con la forma en que las cosas eran. Las cosas no son como eran, y nunca volverán a serlo. Al aceptar la pérdida de la antigua forma de vida y aceptar los millones de nuevas experiencias, aceptamos el mundo tal y como es.

Opinión

Diplomacia. Por Raúl Saucedo

Estirar la liga

En un mundo interconectado y globalizado, la diplomacia como máxima de la política entre las naciones se erige como un pilar fundamental para el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la cooperación. La importancia de la diplomacia radica en su capacidad para resolver conflictos, fomentar el diálogo y promover el entendimiento mutuo en un escenario internacional cada vez más complejo y diverso.

La diplomacia, en su esencia, consiste en el arte de la negociación y el manejo de las relaciones internacionales entre los países. A través del diálogo y la negociación, los diplomáticos buscan alcanzar acuerdos y soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. En un mundo marcado por la interdependencia y la multiplicidad de actores internacionales, la diplomacia se convierte en una herramienta indispensable para abordar los desafíos globales, como el cambio climático, las guerras, la migración y la inequidad de la riqueza.

Conforme a lo antes expuesto querido lector usted habrá de traer a su pensamiento lo recientes sucesos en el país de Ecuador, donde la diplomacia (si es que existió) fracaso a tal modo dejó como estela imágenes de la irrupción de las fuerzas del orden ecuatorianas en la sede diplomática de México en aquel país Sudamericano.

Pero que es lo que esconde este “asalto” y falta grave a la diplomacia internacional, permítame tratar de resumirlo, antes de ello pongo a referencia para su consulta una columna que escribí en el pasado mes de enero donde hablo precisamente del perfil del presidente de ecuador Daniel Noboa (1).

Vayamos pues. La interrupción a una sede diplomática no es una acción tomada a la ligera, sino que implica la participación de fuerzas armadas, empresarios, partidos políticos y miembros del gobierno, y se planifica cuidadosamente considerando sus repercusiones. En el caso del asalto a la embajada de México en Quito por parte de la policía ecuatoriana, se sugiere que esta acción fue plenamente planificada, lo que lleva a cuestionar la verdadera autoridad del presidente ecuatoriano sugiriendo que su padre, el empresario Álvaro Noboa (Perdedor de 5 contiendas presidenciales), ejerce el poder en la sombra. Aunque la crisis diplomática resultante pueda revertirse a corto plazo, Ecuador logra momentáneamente su objetivo de impedir la salida al exilio del ex vicepresidente Jorge Glas Espinel.

Jorge Glas Espinel quien es el epicentro de la disputa diplomática fue vicepresidente de dicho país durante 2 periodos (Rafael Correa y Lenin Moreno), durante ese periodo Glas fue condenado a 8 años de cárcel por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebretch, en un caso que abarca diferentes gobiernos de toda América Latina,  entre ellos México.

Jorge Glas Espinel. Salió del gobierno de Lenin Moreno y se entregó a las autoridades para cumplir su condena, pero por medio de los recursos jurídicos pudo obtener la libertad condicional a la mitad de su condena. Los procesos en su contra se mantuvieron y a finales de 2023, ya durante el gobierno de Daniel Noboa, lo citaron para que diera explicaciones

sobre el manejo de fondos sobre el terremoto que había ocurrido en la provincia de Manabí, (7 años antes).

Glas entonces buscó refugio diplomático en la embajada de México. Durante estos meses, las acciones judiciales para que el gobierno de México lo entregara no tuvieron éxito, acogiéndose nuestro país a la figura de “huésped” misma que no existe en el derecho internacional, no fue sino hasta las declaraciones del ejecutivo federal sobre el pasado proceso ecuatoriano donde empezó la tensión entre las naciones, declarando la no gratitud de la presencia de la embajadora de México en Ecuador y la declaración del asilo político de Glas misma que quizá fue tardía y sobre reaccionada ya con el conflicto encima.

Todo lo anterior expuesto desencadenó que la madrugada de este sábado un grupo de uniformados entró por la fuerza y en forma irregular a la sede diplomática y se llevó por la fuerza al dos veces vicepresidente Glas.

A la fecha México ha sido arropado por diferentes naciones y organizaciones internacionales referente a los sucesos, esto no puede marcar una directriz referente al futuro de las naciones, la respuesta tiene que ser enérgica y contundente.

Mientras los juristas y jugadores de padel definen como territorio mexicano la Embajada, yo apelo solamente a la condición de extraterritorialidad en el espacio de las casonas. Mientras tanto hago votos para que la situación se resarza silbando y cantando aquella del maestro Joaquín Sabina…. “De Sobra sabes que eres la primera.”

(1) https://segundoasegundo.com/el-milenial-por-raul-saucedo/

@Raul_Saucedo rsaucedo@uach.mx

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