Ya pasado el fin de semana y con la cabeza fría, pudimos desmenuzar el informe del gobernador César Duarte, encontrando que fue más trascendente lo que se dijo sin decir, que el contenido del informe mismo: el mandatario luce frustrado y desesperado.

El gobernador habló de grandes avances en seguridad, empleo, inversión extranjera y educación, el cambio de tarifa eléctrica, entre otros. No hay cómo negarlo, Duarte ha tenido aciertos importantes en sus primeros cuatro años de gestión.

Lo curioso es que no fue de eso de lo que se habló, sino de su notable irritación ante la desconfianza, crítica y en ocasiones repudio que ha despertado entre la ciudadanía, de la denuncia en contra suya, de su esposa Bertha Gómez y de sus colaboradores, de la deuda, de las matanzas en la Sierra, del fracaso del ViveBús y muchos etcéteras.

Y es que Duarte sencillamente no lo entiende: Es un político con sobrada habilidad, lo demostró desde que era legislador. Invierte cientos de millones de pesos en convenios de publicidad para que buena parte de los medios de Chihuahua lo protejan, reparte beneficios con los cercanos y los no tan cercanos, pero aun así es casi imposible toparse a un chihuahuense que hable bien de él, incluso dentro del PRI. Haga la prueba.

Lo que en realidad sucede es un fenómeno que arrastra a la clase política en general: el mundo ya cambió, con ellos, sin ellos o a pesar de ellos, y si bien siempre será posible manipular la opinión pública a favor de unos y en contra de otros, no se pueden seguir aplicando los mismos modelos que hace 70 años.

Ahora tiene más peso un meme realizado por un muchacho de prepa que la editorial más dulce del periodista más reconocido. No basta ya con dar sobornos millonarios a estrellas de la comunicación, ni cerrarle la ‘llave’ a los incómodos. Ahora cualquiera puede abrir un portal web, compartir contenidos y sobrevivir al desprecio oficial, rompiendo el monopolio mediático que es tan cómodo a los gobiernos autoritarios.

Los medios de Chihuahua apenas lo están comprendiendo, y es por eso que los más profesionales están reorganizándose desde sus cimientos, cambiando su imagen, su modelo de negocios, todo. Cambiar o morir es la premisa, pero el equipo de Comunicación Social y el mismo Duarte se niegan a cambiar. Tarde, pero acabarán por comprenderlo: la comunicación se ha vuelto horizontal, inmediata y libre.

Estas deficiencias han querido subsanarlas con iniciativas patéticas como ordenar a miles de burócratas que apoyen “moralmente” a funcionarios y en especial al gobernador en sus redes sociales. Quieren llevar las estrategias rancias de coacción y acarreo a las redes, y ahí no funcionan.

Eso explica que sean personajes como Jaime García Chávez, un hombre sin puesto, sin sueldo y sin autoridad alguna, quienes están dándole el mayor azote a la imagen del mandatario.

Con investigaciones entre comidas y desde un blog acartonado, ha cuestionado de forma mucho más contundente a la gestión estatal que toda la ‘oposición’ junta, pues todos los partidos han jugado el papel de alcahuetes o ineptos… en el mejor de los casos.

Un ejemplo fue la intervención de la diputada local panista, Maru Campos, llena de lugares comunes, superficialidades, diciendo todo sin decir nada, pues no se atrevió a mencionar ningún dato duro, ninguna cifra, mucho menos a exigir contundentemente una respuesta como lo exige a gritos y claramente la ciudadanía. No cumplió con su papel de representar a los chihuahuenses, es más, ni lo intentó. Ridículos se ven los memes donde trata de mostrarse a sí misma como azote de Duarte, compartidos en su perfil de Facebook.

Un poco más creíble fue la participación de Hortensia Aragón, quien mencionó puntos fuertes pero con puras indirectas. Expuso el papel del “reloj político” en el acontecer diario de Chihuahua, “lo que hace un año pudo haber sido una solicitud de recursos para atender necesidades del encargo, hoy pudiera convertirse en el acto de corrupción, malversación, enriquecimiento ilícito y robo en despoblado al erario público más descarado de la historia de Chihuahua…”.

También destacó el seguimiento que se le ha dado al caso Aeroshow, “un ajuste de cuentas políticas que no necesariamente significan justicia para los deudos o un castigo ejemplar para los responsables”. Para todos es obvio que el fondo es dinamitarle el paso a Marco Adán Quezada rumbo a la gubernatura, pues es del grupo priísta contrario, el único grupo político que hace un mediano contrapeso al mandatario, dentro de su propio partido.

Insistimos, es inaudito que mejor un ciudadano como Jaime García Chávez obtenga y difunda cifras y datos de lo que podría ser un tremendo fraude, que las legisladoras, sobre todo Maru Campos, encargada de la fiscalización. No es que no puedan, simplemente no quieren ni les conviene hacer su trabajo, prefieren seguir simulando y llevársela suave con quien, todavía, es el hombre fuerte de Chihuahua.

La obsesión de Duarte por su imagen personal no es simple megalomanía o ego. De fondo están sus ambiciones, pues ha dejado clarísimo que es un hombre ambicioso, dispuesto a soñar con una secretaría de estado y ¿quién sabe? capaz que ha soñado con la presidencia de la República, pero debe cambiar la estrategia de la demagogia por la de resultados tangibles, la opacidad y el autoelogio por la transparencia, y exigir mayores resultados a su equipo y no sólo premiar el parentesco, la cercanía o la fidelidad perruna.

Cambiando radical de tema para cerrar y para no abusar tanto de su amable atención, mencionamos la detención del juarense Hermes Yahir Chacón Flores, abogado y funcionario federal panista, acusado de posesión de pornografía infantil.

Chacón tenía en su poder más de 74 mil imágenes de menores en situaciones sexuales y fue detenido por la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas de la PGR (Fevimtra) el pasado 11 de septiembre. El panista trabajaba para la Procuraduría Agraria en Ciudad Juárez, Chihuahua, y podría pasar de 15 a 30 años en prisión. Otro coraje para Gustavo Madero, a quien no le gusta que exhiban a sus muchachos.