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Opinión

Cambiemos y luchemos por un planeta más saludable. Por Dr. Luisa Ulibarri

El mundo esta despertando a la totalidad del cambio climático. Por años, el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, el derretimiento de los glaciares, y el calentamiento de los océanos ha sido catalogado como un gran problema ambiental. Actualmente, podemos apreciar en tiempo real, como estas crisis, socavan la salud y amenazan la vida de millones de personas. Los eventos climáticos intensos, interrumpen la atención medica y pueden resultar en amenazas importantes para la salud a corto y largo plazo. Las muertes relacionadas con el calor, se han disparado a nivel mundial en las ultimas dos décadas. La contaminación provocada por los incendios forestales, están aumentando en frecuencia e intensidad, esto conlleva a aumentar la gravedad de personas vulnerables a enfermedades pulmonares en todo el mundo.

Los investigadores están trabajando colectivamente y analizando las emisiones de CO2 y así, crear modelos donde la energía renovable genere un mayor impacto en la salud de la población mundial. Es momento de cambiar la manera en como pensamos sobre el cambio climático y como respondemos a este problema. Los esfuerzos para contrarrestar el cambio climático, suelen ser “multiplicadores de beneficios” para la salud.

Al sumar esfuerzos y contribuir a reducir las emisiones de carbono y la contaminación, se reducirá el asma y las enfermedades cardiacas.

El cambio climático y la contaminación están interconectadas, ya que tiene la misma causa raíz: la quema de combustibles fósiles

Los tres aspectos clave de la vulnerabilidad son la susceptibilidad, exposición y la habilidad para adaptarse. Por ejemplo, las personas que viven cerca de plantas de energía y carreteras tienen mayor probabilidad de sufrir asma debido a las altas concentraciones de contaminantes a los que se encuentran expuestos, lo mismo sucede con las personas que viven en áreas mas calurosas de las ciudades llamadas islas de calor urbano. Por lo tanto, estas personas presentan una menor capacidad de adaptación al medio.

Acciones como reemplazar el uso de combustibles fósiles por soluciones de carbono cero, reducirá la contaminación del aire a corto plazo, adaptar la infraestructura para reducir la exposición al calor e implementar políticas publicas de salud que aborden medidas de calidad nos empujaran en la dirección correcta.

Necesitamos trabajar en equipo para tomar acciones paralelas, de modo que podamos proteger simultáneamente la salud de los daños del cambio climático. Debemos actuar ahora en esta ventana critica de tiempo, porque si retrasamos o retenemos las acciones, es posible que lleguemos a un punto sin retorno.

Ahora, como dicen, es tiempo de actuar.

“La acción climática es una receta para la salud”

New York Times

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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