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Opinión

Cambio desde la raíz. Por Itali Heide

La sociedad civil hace todo lo que está en su mano para calibrar y acabar con las disparidades en el acceso a la sanidad en todo el mundo, no esperamos menos. Aun así, puede resultar frustrante luchar contra los problemas sistémicos que causan estas disparidades, y aunque el objetivo sea colocar vacunas y prestar apoyo, ¿qué se puede hacer para generar un cambio a un nivel más profundo?

Itali Heide

Aunque pueda parecer desalentador cambiar cuestiones tan arraigadas que cientos de años no han podido enmendar, la esperanza surge en el acontecimiento del año: la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General. Medical IMPACT, una fundación mexicana que ha apoyado a miles de personas vulnerables en lugares de difícil acceso, estará presente en las Naciones Unidas en Nueva York, y su impacto va más allá de echar una mano a los menos afortunados.

En los revueltos y ruidosos pasillos de las Naciones Unidas en Nueva York, líderes del mundo se reunirán del 18 al 26 de septiembre para crear un cambio profundo en las políticas que conforman la salud mundial. Entre el bullicio del networking y el asombro por caras conocidas en el ámbito de salud global, Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance contribuyen a tres declaraciones políticas que podrían cambiar el futuro de millones de vidas vulnerables.

Las declaraciones políticas ponen de relieve cuestiones de las que estas organizaciones se ocupan día a día: Prevención, Preparación y Respuesta ante una Pandemia; Cobertura Sanitaria Universal; y la Lucha contra la Tuberculosis. Una cosa es segura: es vital confiar estas declaraciones a quienes tienen experiencia de primera mano viendo las disparidades sanitarias que amenazan millones de vidas en todo el mundo.

Cada día, los equipos detrás de Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance trabajan hora tras hora para garantizar que todo el mundo tenga acceso a la vacunación universal, asistencia sanitaria y apoyo justo en forma de manos amigas. Mientras que su trabajo sobre el terreno demuestra lo comprometida que está la sociedad civil para acabar con las desigualdades, su presencia en las Naciones Unidas demuestra que llegarán tan lejos como sea necesario para cambiar las realidades de las que son testigos a diario.

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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