El veterano capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero negó en una entrevista haber vuelto a la actividad, como han señalado autoridades de México y Estados Unidos, y dijo que no es culpable del asesinato de un agente encubierto de la DEA, perpetrado en 1985.
Caro, que fue liberado sorpresivamente en 2013 tras casi 29 años en prisión, dio una entrevista en la clandestinidad a un medio nacional, publicada el sábado, con fotos donde se le ve vestido con camisa, pantalón y gorra azules en una habitación austera, con una cama y un mueble con una vela y flores.
«Yo no soy un peligro ni para la sociedad de México ni para el gobierno, ni para la sociedad de Estados Unidos. Yo no quiero saber nada de narcotráfico, yo quiero vivir en paz y estar en paz, que me dejen en paz», dijo Caro.
Caro Quintero es uno de los líderes históricos del narcotráfico mexicano junto con el fallecido Amado Carrillo Fuentes. Ambos traficaron marihuana y cientos de toneladas de cocaína a Estados Unidos y estuvieron vinculados al capo colombiano Pablo Escobar.
Tras su sorpresiva liberación en la occidental ciudad de Guadalajara, tanto el Gobierno mexicano como el estadounidense emitieron nuevamente órdenes de aprehensión en su contra.
Para Washington, el caso de Caro es especialmente sensible porque está acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Enrique «Kiki» Camarena, un agente especial de la agencia antidrogas estadounidense, DEA, junto con sus socios de entonces, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, ambos en prisión.
Camarena era un agente encubierto de la DEA que ayudó a desmantelar un enorme plantío de marihuana por un valor de 8 mil millones de dólares en un rancho llamado «El Búfalo».
«Ni organicé ni secuestré ni maté al señor Camarena (…) Estuve en el lugar equivocado», dijo Caro en la entrevista, al tiempo que pidió perdón a la familia del agente y al Gobierno estadounidense «si en algo participé o si en algo estoy involucrado».
Caro Quintero es uno de los padrinos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien enfrenta un inminente proceso de extradición a Estados Unidos tras fugarse dos veces de prisión.
En la entrevista, Caro dijo que Guzmán y otro de los últimos grandes capos que se encuentra libre, Ismael «el Mayo» Zambada, ambos líderes del cártel de Sinaloa, fueron a visitarlo en 2013 a los pocos días de su liberación.
«Él (el Chapo) vino a saludarme, me dio gusto saludarlo, mis respetos para el señor, y platicando le comenté que yo ya no quería saber nada de cuestiones ilícitas», señaló.
Autoridades federales y estatales en México habían dicho que Caro había iniciado una guerra contra el cártel de Sinaloa, luego de incidentes violentos en Badiraguato, en el estado de Sinaloa de donde ambos son oriundos, y que incluyó una invasión a la casa de la madre de Guzmán.
El Financiero