Casi hizo llorar la periodista Denise Maerker al todavía gobernador César Duarte, a quien acorraló gacho con temas como el nombramiento por él mismo del fiscal anticorrupción que habrá de “investigarlo”, su participación en la Unión de Crédito Progreso y el preocupante endeudamiento en que deja al estado.
El mandatario estatal trastabillaba, acariciaba ansiosamente la mesa, se tocaba los cachetes, fruncía el seño y se aferraba a ambigüedades y explicaciones delirantes que no hicieron más que hundirlo y comprometerlo.
Un aspecto que llamara la atención es cómo intentó echarle la culpa de los “malos manejos” relacionados con Unión Progreso al director y accionista de la misma, Jaime Herrera, quien hasta la fecha es también el secretario de Hacienda del Estado, y justificó su participación en dicho banco como un intento por “rescatar” a ahorradores que perderían sus fondos, por lo cual se hizo accionista y le metió 83 mil millones de pesos de dinero público, el cual usó como si fuera propio para dar la impresión de que manejaba un alto flujo de capital y así poder constituirlo como banco.
A pesar de la avalancha de pruebas en su contra, el gobernador insistió en su inocencia y aseguró que hizo “cosas buenas que parecieron malas”. También dijo haber “desautorizado” el flujo de dinero hacia el banco del cual se hizo accionista, pero nunca demostró con hechos esta desautorización, tanto que Jaime Herrera jamás recibió sanción alguna y, por el contrario, continúa ejerciendo su puesto sin problemas.
Respecto al nombramiento del fiscal anticorrupción por él mismo aseguró que “el asunto ni siquiera está contemplado” y de la deuda afirmó que no es deuda, la cantaleta de siempre; sin embargo, la periodista le hizo admitir que estaría usando los recursos que le tocaban a una administración futura, a lo cual intentó justificarse diciendo que él había gestionado esos fondos, dando a entender que por el mérito de obtenerlos le tocaba el privilegio de gastárselos, así dejara el gasto comprometido a la próxima administración.
Pero quizá no fue lo anterior lo más llamativo de la entrevista, pues muchas de esas respuestas ya las había soltado por goteo el propio gobernador. Lo verdaderamente llamativo es que haya aceptado una entrevista en un medio de altísima audiencia, con una conductora que se caracteriza por su dureza, y sin ningún elemento que lo respalde más que su propia retórica, que de plano le falló. No hallaba ni dónde esconder la cabeza.
¿Quién lo convenció de que ir a defender lo indefendible era buena idea? ¿De plano cree que la actitud cínica que ha mantenido respecto a la investigación en su contra le bastará para librarse? ¿Estará dispuesto a sacrificar a su secretario de Hacienda en un intento por librar el pellejo propio? ¿Le prometieron una entrevista tersa y no le cumplieron? ¿Le ordenaron desde el Altiplano defenderse y aclarar lo que ya está claro? Muy extraño resulta que se haya prestado a subirse solito al patíbulo.
También llama la atención la postura de Televisa, que le ha pegado a Corral tras su enfrentamiento por deudas contraídas por el ahora gobernador electo, y sobre todo por la oposición de este a la injerencia de la televisora en la Reforma a las Telecomunicaciones entre otros temas espinosos.
Es la segunda vapuleada que se lleva un priísta de altos vuelos en las últimas semanas, pues apenas acaba de pasar la carcajiza por la tunda que se llevó Manlio Fabio Beltrones en manos del joven líder panista Javier Anaya. ¿Qué interés tiene la televisora en defender con todo al presidente Enrique Peña Nieto pero a la vez pegarle sin piedad a otros priístas? ¿Compromiso con la verdad?
Sin embargo, no hay que perder de vista la materia misma de la entrevista, como el hecho de que Duarte recibió en 2010 una administración con 11 mil millones de pesos de deuda, y entrega una deuda bancaria de 24 mil millones, más otros 20 mil de compromisos carreteros y los compromisos con proveedores, así como un déficit anual de 4 mil millones de pesos para gasto operativo. ¿A dónde se fueron esos millones? ¿Cómo pasó el propio Duarte de vendedor de autos usados a un próspero banquero, ganadero, empresario, en tan sólo una vuelta de sexenio?
También en la Cámara de Diputados se les está poniendo difícil. Con 33 votos a favor, uno en contra y una abstención, el Pleno de la Comisión Permanente aprobó el Periodo Extraordinario que en el Senado iniciaría el martes 5 de julio, el cual fue aprovechado para que legisladores panistas y perredistas aprovecharan para lanzarse a la yugular de los gobernadores salientes de Veracruz, Javier Duarte; Chihuahua, César Duarte y Quintana Roo, Roberto Borge, pues ante la posibilidad de ser procesados y castigados por desvíos de recursos, han optado por “blindarse” dejando un aparato anticorrupción a modo, que sólo aplique mano dura contra los gobernadores entrantes y no contra los salientes.
Mientras tanto, en el Partido Acción Nacional ya preparan todo para afianzar sus equipos. El Comité Directivo Estatal deberá conformarse por personas confiables tanto para el partido como para Javier Corral. El que más suena es Ramón Galindo, quien fue alcalde de Juárez de 1995 a 1998, y senador por Chihuahua de 2016 a 2012; sin embargo, está de pensarse, pues hay una fila de voluntarios que espera a levantar la mano.
Por otra parte, la próxima alcaldesa Maru Campos, ya informó quién se encargará de la entrega-recepción de la administración. No pudo faltar su compañero César Jáuregui quien se centrará al área política, Aída Córdova entra al rubro económico, Georgina Bujada a seguridad pública, Marco Antonio Bonilla al área social; a cargo de desarrollo urbano y servicios queda Francisco Prieto, y Carlos Cabello en obras públicas.