Tal como lo adelantamos, este jueves fueron los destapes del PRI para las principales alcaldías del Estado. Luego de su visita a la ciudad de México, el gobernador César Duarte ya traía palomeados a los elegidos, y así, con todo planchadito y la luz verde encima, por fin se le soltó la lengua.
Así acabó el suspenso, y fue el propio Duarte quien no se dejó llevar por la hipocresía política y operó él mismo el “destape” en actos públicos, donde dejó claro una vez más que en el gobierno y en el partido, él es quien manda.
En el caso de Enrique Serrano no hubo mayores sorpresas, pues aunque quedaba siempre el desconcierto de una decisión inesperada, desde hacía semanas ya todos lo daban por candidato y tenían claras razones para hacerlo.
Javier Garfio Pacheco si acabó en decisión cerrada, pues había muchos “enterados” que ya apostaban todo por alguno de los demás candidatos, quienes al final se quedaron en el camino. Al final de la contienda, Boone, Ochoa y González estaban ya rezagados y pareció final de infarto entre Domínguez y Garfio, aunque para “el gran elector”, la cosa siempre estuvo clara.
Ya no hubo ni siquiera esfuerzos por maquillar el dedazo. El candidato se eligió sin recurrir a los métodos o estatutos oficiales del PRI, no hubo convocatoria ni toda la faramalla que se monta para dar al menos la imagen de que hubo algún factor de peso más allá de la voluntad de los poderosos.
Así, quedó Claro que Leonel de la Rosa no fue más que un recadero. Incluso se habla de que en breve dejará la dirigencia del Partido, en busca de absorber los rencores y llevárselos lejos, sobre todo los de Maurilio Ochoa, quien le invirtió bastante a su proyecto, y Marcelo González, quien se creía bendito por el dedo parralense.
Además, Ricardo Orviz Blake va por Delicias, Jorge Abraham Ramírez por Cuauhtémoc y Miguel Jurado, el adoptado, va por Parral.
Así, de dos manotazos, el grillerío saltó por los aires y ahora andan más que alborotados, pues es casi seguro que este viernes continúen los destapes a diputaciones, sindicaturas y regidurías, menos espectaculares, pero más numerosos.
En el PAN es donde no la tienen fácil. Luego de la atrabancada decisión de dejar la candidatura a la alcaldía de Chihuahua en manos de Teresa Ortuño, se desató la ladradera, como era de esperarse en un partido en el que todos son enemigos de todos.
Más allá de algunos personajes del panismo nacional entre los que se cuenta el propio Madero, Ortuño no tiene ninguna base de apoyo político local y no le llega ni a los talones a la proyección que tenía López, quien emprendió una guerra tuitera contra sus detractores, mientras en Facebook comparte sus frases domingueras de superación personal.
Incluso ya se habla de una posible impugnación contra Ortuño, pues aunque en el PRI se pueden designar candidatos mediante el lineazo puro y duro, en el PAN no. Así de fácil.
Otro que la está armando de tos es Manuel Narváez, quien tiene tanta hambre de hueso, que instaló una casa de campaña en el CDE del PAN y se puso en huelga de hambre para exigir que lo dejen registrarse como candidato por el XIX distrito. El problema es que, por cuota de género, esta candidatura debe ser ocupada por una mujer. A ver cómo le hacen, dice Narváez.
Con todo esto, Mario Vázquez ya no se la anda acabando y ahora emprendió una delirante estrategia para culpar al gobernador de Chihuahua por todos los males del PAN como su división interna, renuncias y bajos resultados electorales. Vaya, hasta vudú le hace el mandatario, según él.
A estas alturas, lo único por lo que los panistas pueden alegrarse es porque María Antonieta Pérez no dejó la candidatura como muchos rumores maliciosos aseguraban, y se dice firme para darle pelea a Serrano. A lo mucho podría conformarse con una batalla electoral decente.
Otro broncón en el PAN es el que traen Javier Corral, Carlos Borruel y Cruz Pérez Cuéllar, quienes fueron convocados para comparecer ante la Comisión de Orden del PAN el próximo Jueves Santo, en el que se espera que, como buenos cristianos, los pecadores sean perdonados y se lleven a casa, si mucho, una penitencia de 10 padres nuestros. Nada de sanciones.
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