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Opinión

Chihuahua no busca un Gobernador. Por Caleb Ordóñez T.

Mucha tinta se ha gastado, muchas voces han discutido, muchísimo dinero se ha gastado por años para encontrar al “mejor” candidato, al “mejor gobernante”, aquél que nos lleve al camino correcto, la senda del progreso y una nueva forma de vivir. Un ser no solo pensante sino con la experiencia suficiente para llevar a nuestra tierra al glorioso destino de la grandeza.

Ese mesías que buscamos cada seis años es una falacia.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez Talavera.

Hemos buscado en cada elección un superhéroe que nos “salve” pero nos encontramos la vergonzosa posición número uno en cuanto a corrupción de refiere a nivel nacional y una deuda pública que parece imposible de saldar. Hemos fracasado en nuestra búsqueda, aquel candidato que se viste de pulcritud y súper poderes, resulta un traidor, distante a nuestra necesidad. Pero es nuestra culpa. En nuestro país hemos creado de nuestros políticos unos rockstars, los recibimos en las colonias como si fueran faraones y aplaudimos sus gritos desmedidos, sus propuestas populistas, su intenso esfuerzo por convencernos de las mentiras que un asesor le aconsejó decir. Les creemos, votamos por ellos y luego olvidamos la parafernalia y no volvemos a verlos, entonces se convierten en enemigos de todos.

Odfj0rZeSERdEsta elección pareciera que es igual o peor que todas las que hemos vivido, los mismos colores, las mismas propuestas, los mismos de siempre. Los candidatos no han cambiado mucho, los nombres nos resultan incluso familiares, saltando de un puesto a otro enarbolando slogans tan grises, buscando llevarnos al redil de “un camino seguro” a quien sabe donde, diciendo que “ahora es cuando» no sabemos de que. Lo mismo de siempre puede cambiar, si nosotros cambiamos.

imageEl problema no está exactamente en los partidos, sino en nosotros los ciudadanos, que no hemos entendido nuestro rol como tales. Que por mucho tiempo nos hemos agachado ante los gobernantes pensando que ellos son mayores o mejores que nosotros, sin entender que somos nosotros quienes debemos hacerles una marca personal pues finalmente son nuestros empleados y nuestro voto los puso donde están, somos sus patrones.

Nuestro reto va mucho más allá de castigar al gobierno corrupto y represor, de aquel que defraudó y traicionó a Chihuahua, ningún candidato es lo suficientemente inteligente y capaz para revertir nuestro problemas en cinco años. Ninguno puede asegurar la transformación, no está en los partidos la solución. Está en ti y en nadie más.

Merecemos que los diputados y gobernantes nos mientan, que nos engañen y traicionen pues no hemos hecho nuestra tarea, vigilarlos. No sabemos sus teléfonos, en ocasiones ni sabemos en que distrito vivimos, mucho menos el nombre de quienes nos representan.

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Que esta elección sirva para cambiar de actitud y no solo de voto, que nos enfoquemos en lo que realmente importa, tomar el carácter para determinarnos a ser ciudadanos que cuestionen, que estén informados, que entendamos que Chihuahua es nuestro y de nadie más; por eso no lo queremos sucio, por eso no podemos permitir que lo saqueen, nos duele verlo como un Estado “más”.

Chihuahua no está buscando un Gobernador, lo que busca es un ciudadano libre que convoque a su comunidad a cambiar, desde la acera limpia de su casa y la de su vecino, desde aquel que se interese por el que menos tiene y desea que haya justicia para todos, que inspire a otros para alcanzar metas en común. Porque nacer en Chihuahua ya es suficiente para amarlo, ya dice la canción “que bonito es sentirse chihuahuense”, seámoslo. Porque si algunos políticos resultaron infieles y traidores, no significa que esos sean los representantes de todos, ser chihuahuense es reflejo de valentía y orgullo, así salgamos a votar libremente, sin engaños, encuestas compradas, ni ideas en la cabeza que algún asesor de un candidato inventó, salgamos a votar por el empleado mejor calificado, ese que vamos a vigilar y a reclamarle un día, sin tener que sufrir temor o intimidación de su parte. Nunca más permitir que un gobernante nos inspire miedo, sino al contrario, que tenga terror de intentar hacer algo contra la ciudadanía.

Es tiempo de hacer historia, uno a uno, cuando decidimos levantarnos y enfrentar la realidad pero convencidos de que puede y debe cambiar, no por alguien más.

Yo se que me entiendes.

Facebook: facebook.com/CalebOrdonezT

Twitter: twitter.com/CalebMX

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Opinión

León. Por Raúl Saucedo

La estrategia de la supervivencia

El pontificado de León XIII se desplegó en un tablero político europeo en ebullición. La unificación italiana, que culminó con la pérdida de los Estados Pontificios, dejó una herida abierta.

Lejos de replegarse, León XIII orquestó una diplomacia sutil y multifacética. Buscó alianzas —incluso improbables— para defender los intereses de la Iglesia. Su acercamiento a la Alemania de Bismarck, por ejemplo, fue un movimiento pragmático para contrarrestar la influencia de la Tercera República Francesa, percibida como hostil.

Rerum Novarum no fue solo un documento social, sino una intervención política estratégica. Al ofrecer una alternativa al socialismo marxista y al liberalismo salvaje, León XIII buscó ganar influencia entre la creciente clase obrera, producto de la Revolución Industrial. La Iglesia se posicionó como mediadora, un actor crucial en la resolución de la “cuestión social”. Su llamado a la justicia y la equidad resonó más allá de los círculos católicos, influyendo en la legislación laboral de varios países.

León XIII comprendió el poder de la prensa y de la opinión pública. Fomentó la creación de periódicos y revistas católicas, con el objetivo de influir en el debate público. Su apertura a la investigación histórica, al permitir el acceso a los archivos vaticanos, también fue un movimiento político, orientado a proyectar una imagen de la Iglesia como defensora de la verdad y del conocimiento.

Ahora, trasladémonos al siglo XXI. Un nuevo papa —León XIV— se enfrentaría a un panorama político global fragmentado y polarizado. La crisis de la democracia liberal, el auge de los populismos y el resurgimiento de los nacionalismos plantean desafíos inéditos.

El Vaticano, como actor global en un mundo multipolar, debería —bajo el liderazgo de León XIV— navegar las relaciones con potencias emergentes como China e India, sin descuidar el diálogo con Estados Unidos y Europa. La diplomacia vaticana podría desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos regionales, como la situación en Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.

La nueva “cuestión social”: la desigualdad económica, exacerbada por la globalización y la automatización, exige una respuesta política. Un León XIV podría abogar por un nuevo pacto social que garantice derechos laborales, acceso a la educación y a la salud, y una distribución más justa de la riqueza. Su voz podría influir en el debate sobre la renta básica universal, la tributación de las grandes corporaciones y la regulación de la economía digital.

La ética en la era digital: la desinformación, la manipulación algorítmica y la vigilancia masiva representan serias amenazas para la democracia y los derechos humanos. León XIV podría liderar un debate global sobre la ética de la inteligencia artificial, la protección de la privacidad y el uso responsable de las redes sociales. Podría abogar por una gobernanza democrática de la tecnología, que priorice el bien común sobre los intereses privados.

El futuro de la Unión Europea: con la disminución de la fe en Europa, el papel del Vaticano se vuelve más complejo en la política continental. León XIV podría ser un actor clave en la promoción de los valores fundacionales de la Unión, y contribuir a dar forma a un futuro donde la fe y la razón trabajen juntas.

Un León XIV, por lo tanto, necesitaría ser un estratega político astuto, un líder moral visionario y un comunicador eficaz. Su misión sería conducir a la Iglesia —y al mundo— a través de un período de profunda incertidumbre, defendiendo la dignidad humana, la justicia social y la paz global.

Para algunos, el nombramiento de un nuevo papa puede significar la renovación de su fe; para otros, un evento geopolítico que suma un nuevo actor a la mesa de este mundo surrealista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo.07@uach.mx

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