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Ciencia y Tecnología

El cielo brillará con la súper Luna más intensa de este siglo

El 14 de noviembre se apreciará una luna más grande y brillante desde hace 70 años; este fenómeno se repetirá en 18 años
El satélite natural de la Tierra prepara un singular espectáculo que pocas veces se ve: una súper Luna que hará brillar el cielo y se verá mucho más grande de lo normal.
2016 se caracterizará por tres súper Lunas: la del pasado 16 de octubre, el 14 de noviembre y el 14 de diciembre, sin embargo, la segunda será más especial, pues esa noche lucirá 14 por ciento más grande y hasta 30 por ciento más luminosa, además, se podrá apreciar el proceso de acercamiento, que se completará en un lapso de alrededor de dos horas.
Esto no ocurría desde enero de 1948 y se repetirá hasta el 25 de noviembre del 2034.
El fenómeno de la súper Luna se produce cuando el Sol, la Luna y la Tierra se alinean y la órbita del satélite natural se encuentra en su punto más cercano a la Tierra, a este fenómeno -en astronomía- se le conoce como sicigia.
Dado que la órbita de la Luna es elíptica, una cara (perigeo) está aproximadamente 48 mil 280 kilómetros más cerca de la Tierra que la otra (apogeo).
Una súper Luna o Luna llena de perigeo recibe una mayor cantidad de luz solar por el reflejo terrestre, lo que incrementará su brillo y hará que su tamaño aparente ser mayor.
Este espectáculo natural se aprecia mejor fuera de las ciudades, en lugares alejados de las luces y con cielo despejado, además de que ocurrirá al acercarse la medianoche.
Considerando esto, habrá que prepararse para disfrutar de este hecho de la naturaleza, uno que podría ser único en la vida.

Excelsior

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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