Un grupo de científicos alemanes afirma haber encontrado la causa de los raros coágulos de sangre desarrollados por algunas personas que han recibido las vacunas contra el coronavirus de AstraZeneca y Johnson & Johnson, y sugieren que los antídotos podrían modificarse para prevenir el problema.
La investigación, dirigida por el profesor Rolf Marschalek de la Universidad Goethe, en Frankfurt (Alemania), fue publicada este miércoles en la plataforma de preimpresión Research Square, y aún no ha sido revisada por pares.
El problema
El estudio, basado en investigaciones de laboratorio, sugiere que el problema radica en la tecnología de vector de adenovirus utilizada en estas vacunas, a diferencia de las de Pfizer y Moderna, que emplean una tecnología diferente y no han sido relacionadas con casos de coagulación sanguínea. Las vacunas de vectores virales utilizan una versión modificada de un virus diferente para entregar instrucciones importantes al núcleo de las células a fin de producir una proteína de pico y desencadenar una respuesta inmune en el cuerpo.
Marschalek y su equipo creen que, una vez dentro del núcleo celular, ciertas partes del ADN de la proteína de pico se dividen y crean versiones ‘mutantes’ que, en muy raras ocasiones, desencadenan los coágulos de sangre, en lo que el artículo denomina el síndrome de «Mimetismo del covid-19 inducido por vacuna».
La solución
El estudio sugiere que los fabricantes de vacunas podrían alterar la secuencia genética que codifica la proteína de pico para evitar la división no intencionada y aumentar la seguridad de estos fármacos.
En una declaración enviada a Reuters, Johnson & Johnson sostiene que apoya «la investigación y el análisis continuos de este raro evento» mientras trabaja con expertos médicos y autoridades de salud global. «Esperamos revisar y compartir los datos a medida que estén disponibles», añadió, mientras que AstraZeneca declinó hacer comentarios.
«Una hipótesis»
Entretanto, otros científicos subrayan que la explicación de Marschalek y sus colegas es, de momento, tan solo «una hipótesis», que aún no ha sido examinada por otros expertos. «No quiere decir que no sea cierto, pero tienen que probar que sea así», matiza en declaraciones a 20 minutos la inmunóloga del Instituto de Salud Global de Barcelona, Adelaida Sarukhan. En la misma línea, la inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones de España (CSIC) Matilde Cañelles subraya que le parece «muy prematuro» decir que esto prueba directamente el mecanismo de los trombos.