Las alarmas han sonado no solamente en el PAN, sino sobre todo en el PRI. En días recientes se han levantado encuestas internas que muestran que el PRI se ha mantenido constante, el PAN ha bajado y el Chacho Barraza ha subido.
La campaña del PAN no levanta e incluso algunas encuestas muestran que se está desinflando. La razón principal detrás de esto es una doble fragmentación. Por una parte varios grupos locales de Panistas consideraron una imposición el nombramiento de Corral como el candidato y tomaron la decisión en privado de no apoyarlo e incluso de apoyar tras bambalinas la campaña del independiente.
La campaña de Serrano se mantiene erguida con base en las estructuras que lleva financiando el PRI durante años. Sin embargo los números muestran que no crece por una falta de simpatía clara por parte de un segmento significativo de los chihuahuenses.
El principal problema que tiene Serrano, de acuerdo a los estudios, es la gran cantidad de negativos que tiene su padrino político César Duarte, actual gobernador del estado. Los ciudadanos encuestados mencionaron diferentes temas incluyendo la compra de un banco por parte del gobernador, la compra de un helicóptero de manera secreta por más de 100 millones de pesos y la explosiva deuda del estado.
El ascenso en las preferencias del independiente trae sus retos, de entrada vendrá un incremento importante de ataques tanto del PRI como del PAN a su campaña. Recordemos que derivado de las maniobras políticas para bloquear a los candidatos ciudadanos, el Chacho Barraza recibió únicamente el 10% del espacio en televisión que los demás.
¿Suena familiar? Es un escenario que tiene similitudes con la campaña del año pasado en Nuevo León. Considerando ese precedente sí deberían de preocuparse los políticos chihuahuenses del avance de Chacho. Recordemos que la fuerza definitoria en la elección de dicho estado fueron los jóvenes, que principalmente representan a los indignados.
Liébano Sáenz, uno de los más experimentados estrategas políticos escribió recientemente en su columna de Milenio que cerca del 30% de la población se considera indignada o tiene un cierto grado de desagrado con la clase política, lo que ha derivado en victorias de independientes y de Morena.
¿Será que es hora de que Chihuahua cambie? Y en caso de que el Chacho ganara la gubernatura, ¿qué le esperaría a César Duarte?
Por Eduardo Solórzano