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Opinión

Código Kumamoto: ¿Cuánto cuesta un político? Por Caleb Ordóñez T.

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Rumbo a la debelación de los candidatos a las gubernaturas, ha surgido un silencio incómodo en los adentros del morenismo.

Caleb Ordóñez T.

La gesta electoral convulsionada, que vivió Morena para elegir a su candidata a la presidencia de México ha dejado varías enseñanzas en el partido del presidente. Mientras que a la “cargada” se le logró persuadir a favor de Claudia Sheinbaum, fue notable la extrañeza que mostraron los grupos más democráticos al interior del partidazo guinda.

Al rescate de las clases medias y medias altas, Mario Delgado ha diseñado una estrategia para promover candidaturas ciudadanas, independientes y hasta conservadoras.

El caso de García Harfuch muestra esa nueva apertura, para ofertar espacios a quienes no comulgan desaforadamente por la 4T. El precandidato podría llenar el vacío que dejará Marcelo Ebrard si decide bajarse del barco morenista tajantemente.

Lo que ha llamado fuertemente la atención, a nivel nacional, es la adición de Pedro Kumamoto a las filas del oficialismo. 

Kumamoto desde sus pininos políticos, emergió como un fenómeno que inspiró a toda una generación, en su momento. 

Al ser electo como diputado independiente, el primero en la historia, los bonos del joven jalisciense estaban por las nubes. Luego, cuando su movimiento perdió elecciones, se fraccionó y tomó la decisión de crear un partido político, donde empezaría a resentir la crítica feroz y el descrédito, de aquellos que creían en su radical propuesta de acabar con la “partidocracia” (como el le llamaba al sistema electoral mexicano). Entonces todo se empezó a derrumbar.

HAMBRE DE PODER

Kumamoto ya no es un jovencito; sino un adulto de 33 años. Muy atrás quedó esa aventura utópica, que le fue imposible defender más. La frescura e irreverencia que mostraba, se ha ido desapareciendo por completo.

No solo se ha aliado al partido oficialista que tanto criticó, sino a una alianza con PT y el partido Verde, a quienes no dejaba de ofender y denostar.

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Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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