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Opinión

COLAPSO DE INFORME; INFORME DE COLAPSO POR VICTOR M. QUINTANA SILVEIRA

COLAPSO DEL INFORME; INFORME DEL COLAPSO
por: Víctor M. Quintana S.

 

El colapso marcó el V Informe del Gobernador César Duarte Jáquez en Chihuahua. No pudo acudir a entregarlo ni organizar los tradicionales mensaje político y besamanos  por prescripción médica: luego de dos operaciones en la columna, el especialista le ordenó absoluto reposo para recuperarse de las lesiones sufridas por la caída de  su helicóptero en agosto pasado. No sólo es eso: el quinto informe no pudo ser ahora ni bueno ni triunfalista porque el propio estado de Chihuahua se encuentra al borde del colapso. La quiebra que sacude a la administración estatal no es sólo financiera, es política,  social, de legitimidad.

El endeudamiento gubernamental de entre 45 mil y 47 mil millones de pesos,  alcanza ya un 8.6% del producto estatal bruto, el más alto a nivel nacional, por encima incluso. Y aunque todos los días el gobierno afirme que es un “monto manejable”, la realidad que perciben y sufren los proveedores del Gobierno del Estado es otra: hace meses que no les pagan y en algunos casos hasta perdedizos les hacen adeudos anteriores. La obra pública brilla por su ausencia  si no fuera por las inversiones federales, a cuentagotas y retrasadas, como el Libramiento Oriente de Chihuahua y la vía corta a Parral.

Se presumen  las inversiones millonarias de una nueva planta de la Ford y de la Cervecería Heineken, en Meoqui, así como que la entidad ocupa  el tercer lugar en inversión en maquiladoras. Las primeras dos son importantes y positivas, es cierto, a reserva del agua que acapare la segunda, pero aun insuficientes para generar una dinámica de industrialización que supere el recurso fácil a atraer maquilas malbaratando la mano de obra chihuahuense, la peor pagada de la Frontera Norte.  El estado tiene porcentualmente la mayor economía formal del país, pero también una de la que percibe menores ingresos y prestaciones.

Las inversiones, así se cuenten alegremente no han sido palanca para el bienestar de las personas y de las familias. El colapso de Chihuahua en el  índice de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ha sido estrepitoso. Tan sólo en 2008, la entidad ocupaba el 8º. Lugar nacional en dicho índice, para 2012 cayó al 15, y en 2015 al 19.  Del estrato  de entidades con nivel “alto”  cayó al de nivel “medio”. Chihuahua es el peor estado en el subíndice de salud, pues aquí los hombres adultos perdieron casi 4 años de esperanza de vida. Descendió un lugar en el subíndice de educación y avanzó uno en el subíndice de ingreso, pero fue el lugar 28 en crecimiento de los ingresos familiares.

Es cierto que se logró, al menos en el papel, la cobertura total en educación media y superior. También que según el CONEVAL, entre 2012 y 2014 se redujo el número de personas en pobreza, en carencia de servicios de salud y en ingreso inferior a la línea de bienestar. Pero volvió a incrementarse el número de personas en extrema pobreza, así como  la población vulnerable por carencias sociales, el rezago educativo, en calidad y servicios en la vivienda, y, sobre todo, en carencia de alimentación adecuada.

Ciertamente hay avances significativos en la reducción de delitos, según el Observatorio Ciudadano del FICOSEC. Pero Chihuahua sigue estando muy por encima de los niveles delictivos anteriores al Operativo Conjunto de Felipe Caderón en homicidios dolosos: 18.3 por cada cien mil habitantes en 2007 y 27.8 en 2014.  Además, hay datos que ni se publican ni el gobierno quiere reconocer: 1. el hecho de que municipios completos estén controlados por el narco, comenzando por los cuerpos policíacos; 2. Las más mil 573 desapariciones forzadas que hay en la entidad, sobre todo en la región de Cuauhtémoc, y, 3, el desplazamiento de poblaciones completas ante el acoso y el enfrentamiento de los narcos, como sucede en los municipios serranos de Chínipas y Uruachi.

Hay un aspecto no cuantitativo que no incluye el Informe: la situación de los poderes del Estado. Hay un total sometimiento del Legislativo al mismo y  obsecuencia vergonzosa del Judicial. Los organismos denominados “autónomos”, Comisión Estatal de los Derechos Humanos, ICHITAIP, Auditoría Superior del Estado, Instituto Estatal Electoral también obedecen a las órdenes del Palacio de Gobierno. Este es el autoritarismo, rasgo básico de la quiebra política que caracteriza a la actual administración en Chihuahua. Quiebra que se manifiesta también en el enfrentamiento de Duarte con quienes considera son sus adversarios al interior del PRI y en el control o represión a los medios informativos.

Pero la opacidad y la no respuesta a las serias acusaciones de corrupción hacen que la mayor quiebra del actual gobierno de Chihuahua sea la de la legitimidad. La población exige que se aclare la inversión de 65 millones de pesos que  Duarte hizo en el Banco Progreso. También los depósitos por más  de cinco millones de dólares en un banco de El Paso, Texas hechos por su Secretario de Salud. Y los cheques que este giró hasta por casi dos millones de dólares a la esposa del gobernador. La percepción generalizada es que el actual ha sido uno de los peores gobiernos que ha tenido Chihuahua y el factor fundamental de ello es la corrupción.

El último año del gobierno de Duarte será muy difícil si es que Peña y Beltrones deciden pagar el costo de mantenerlo ahí. Por lo pronto, lo que se observa en algunos aspirantes tricolores a la gubernatura es una súbita y oportunista conversión al antiduartismo. Resta por ver qué hace la oposición para capitalizar la justificada indignación ciudadana.

 

Opinión

La universidad. Por Raúl Saucedo

LA DEFENSA DEL CONOCIMIENTO

La reciente controversia en torno a la Universidad de Harvard y los recortes de fondos federales durante la actual administración Trump resalta un tema crucial: el papel de las instituciones académicas como baluartes del conocimiento y su resistencia frente a políticas gubernamentales adversas. La decisión de dicha administración de retener fondos, aparentemente motivada por sesgos políticos, no solo afectó la capacidad de Harvard para llevar a cabo investigaciones críticas, sino que también representó un ataque directo a la autonomía académica.

Las universidades, en su esencia, son centros de pensamiento crítico, investigación y debate. Son espacios donde las ideas se confrontan, se cuestionan y se refinan. La diversidad de perspectivas que albergan es fundamental para el progreso social y científico. Cuando un gobierno intenta silenciar estas voces, socava los cimientos de la democracia.

El caso de Harvard no es aislado. A lo largo de la historia, las universidades han desempeñado un papel vital en la resistencia contra la opresión y la injusticia. Desde las universidades europeas que desafiaron el poder de la Iglesia en la Edad Media, hasta las instituciones estadounidenses que impulsaron el movimiento por los derechos civiles en el siglo pasado, la academia ha sido un faro de esperanza y un motor de cambio.

La autonomía universitaria es un principio fundamental que protege la libertad de investigación y expresión. Permite a los académicos explorar temas controvertidos y desafiar el statu quo sin temor a represalias. Cuando esta autonomía se ve amenazada, la sociedad en su conjunto resulta perjudicada.

Las universidades son también cruciales para la formación de líderes informados y ciudadanos comprometidos. En un mundo cada vez más complejo, necesitamos personas capaces de analizar críticamente la información, evaluar políticas públicas y participar activamente en el debate democrático. Las universidades proporcionan el entorno intelectual necesario para cultivar estas habilidades.

En el contexto actual, donde la desinformación y la polarización amenazan la cohesión social, las universidades tienen una responsabilidad aún mayor: defender la verdad y promover el diálogo constructivo. Deben ser espacios donde se fomente el respeto por la evidencia y la razón, y donde se pueda debatir libremente sobre los desafíos que enfrenta la sociedad.

La resistencia de Harvard y otras universidades frente a los recortes y la interferencia política es un recordatorio de que la academia no es simplemente un apéndice del gobierno, sino un actor independiente con un papel vital en la defensa de la democracia. Las universidades deben seguir siendo espacios donde la búsqueda de la verdad y la defensa de la justicia sean valores fundamentales.

Mientras algunas universidades resisten los embates de los enemigos de la democracia, este humilde columnista celebra con introspección su nuevo grado de Máster por parte de su alma mater, la UACH, donde el conocimiento y la resistencia también son trincheras, tanto en sus aulas como en sus egresados.

@RaulSaucedo_

rsaucedo@uach.mx

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