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Comienza el juicio de Bill Cosby en Pensilvania por asalto sexual

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El actor Bill Cosby llegó al Tribunal de Justicia del Condado de Montgomery, en Pensilvania, para enfrentar cargos de que habría drogado y asaltado sexualmente a la exempleada de la Universidad de Temple, Andrea Constand, en su casa de Cheltenham, en 2004.
Cosby llegó a la corte con Keshia Knight Pulliam, quien interpretó a Rudy en ‘The Cosby Show’.
El comediante, de 79 años, enfrenta tres cargos de asalto indecente agravado. Él ha negado las acusaciones desde 2005, cuando Constand lo denunció ante la Policía.
El fiscal del distrito en el momento de la presunta agresión se negó a presentar cargos, y, en 2006, Cosby resolvió una demanda civil con Constand que permaneció sellada durante casi una década.
Aunque más de 50 mujeres han presentado acusaciones contra el actor, el juicio se centrará en el testimonio de Constand y sólo otra acusadora, que no ha sido identificada.
El abogado de Cosby, Martin D. Singer, ha negado en repetidas ocasiones las acusaciones contra su cliente. En 2014, dijo que eran «historias fantásticas sin fundamento», las cuales se estaban volviendo «cada vez más ridículas».
Los fiscales habían tratado de incluir el testimonio de otros 13 acusadoras, pero el juez Steven O’Neill dijo que sería demasiado perjudicial.
Cosby ha dicho que no planea testificar. Su declaración en la demanda civil será una explicación de lo ocurrido, lo que significa que el juicio probablemente dependerá de un caso clásico de «su palabra contra la palabra de quien lo acusa».
En esa declaración, Cosby dijo que había tenido una relación sexual consensual con Constand, y que había obtenido Quaaludes para darles a mujeres con quienes quería tener relaciones sexuales. La deposición no sellada fue central para el arresto de Cosby, en diciembre de 2015.

CNN

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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